Bueno, bueno, muchas gracias, buenas tardes a todos y a todas, en primer lugar
agradecerle a Darío (Kusinsky) y a la universidad: no por prestarnos este espacio, sino
por compartirlo para esta actividad. Ahora voy a hablar un poquito de la de la actividad
en sí, quiero comentar que esto de entregar los diplomas fue una yapa. Me decían
todas las que lo recibieron, todas mujeres así que felicitaciones, pero me decían todas
que estaban muy muy emocionadas. Quiero decir que yo dediqué muchísimo de mi
vida a la universidad. (corte de audio). Participé muchas veces de entrega de
diplomas, incluso del mío propio como el que lo recibía y todos decían muy
emocionado muy lindo recibirlo, pero la verdad es que muy lindo lo que hicieron
ustedes esforzándose trabajando para llegar acá, así que felicitaciones de nuevo. Es
un gol, es un gol de todos y todas cada vez que alguien llega y concluye los estudios
universitarios es importantísimo. Así que bueno, muchas gracias. Darío por pensar en
esto. Después agradecerle a todos los que nos acompañan funcionarios nacionales,
diputados nacionales, provinciales, intendentes, lamento al Presidente del Tribunal de
Cuentas de la Provincia de Buenos Aires que es paceño, así que bueno Fede y bueno
una lástima hablar recién con Mario hace un ratito que está con un tema de salud nos
hubiera encantado compartir un rato con él, pero está muy bien representado acá por
Pablo y compañía, así que muchas gracias al municipio por recibirnos.
Bueno, derecho a la salud, derecho al futuro. Primero explicar qué estamos haciendo
hoy, esto forma parte de una serie de charlas, conferencias, que vamos a desarrollar
en universidades nacionales o provinciales, pero que tienen sede en la provincia de
Buenos Aires. Fue una idea de Carli que andaba por ahí, de Carlos Bianco, que tiene
que ver con poder tomarnos un rato, no en tiempos de las redes, ni tiempos
televisivos, ni siquiera en tiempos de actos para poder explicar qué es esto de los
derechos: el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho al arraigo, de
los derechos que estamos promocionando en la provincia de Buenos Aires y por qué
todo esto se engloba dentro de esta idea de derecho al futuro, así que hoy vamos a
dedicar un rato más a hablar específicamente del derecho a la salud y hemos decidido
hacerlo en universidades públicas que están en la provincia de Buenos Aires, que
como bien decía Nico es una buena expresión una buena síntesis de esta idea de
cómo el Estado, la sociedad, se puede organizar para reconocer y garantizar
derechos.
Mientras entregábamos los diplomas, obviamente a uno no se le puede escapar una
pregunta interna acerca de los 43 mil estudiantes que tiene acá la Universidad de José
C. Paz, qué hubiera sido de ellos si no estuvieran en la universidad. No es que la
ausencia de la Universidad les subiera producido a muchos de ustedes que hoy se
reciben, o a quienes están acá que son estudiantes, no es que les hubiera producido
una ausencia o una falta muchas veces lo que no tenemos lo que no es accesible, lo
que no es alcanzable o lo que es muy complejo, ni siquiera se nos presentan ni como
posibilidad, por eso no lo extrañamos o no lo sufrimos, es muy loco esto, si me
permiten decirlo así, es muy loco. Recién Nico (Kreplak) hablaba un poco de los
centros de atención primaria de la salud, lo mismo pasa con las escuelas, nuevos
edificios escolares que estamos abriendo, que estamos inaugurando. Bueno, yo me
encuentro con que cada vez que uno se acerca a un municipio, a un barrio a inaugurar
una obra, lo que recibe junto con alguna manifestación obviamente de felicidad, de
alegría, de alivio a veces y de agradecimiento también, pero lo que recibe es más
demanda.
No es que alguien pueda decir ‘bueno ya está la escuela, ya nos conformamos al
revés’ Vienen tal vez de un barrio vecino o de unas cuadras más allá y te dicen ‘bueno,
pensaron en el jardín de infantes de tal barrio o no se olviden de la escuela secundaria
que estamos compartiendo edificio o la primaria tiene tal problema’ y fíjense qué
paradójico, porque cuando uno se detiene un ratito hablar de esto lo que te dicen es
que muchas veces lo que están pidiendo o solicitando, demandando, o reclamando es
algo que no venían pidiendo ni reclamando, sino que el solo hecho de observar que
hay una respuesta, que hay una escucha, que hay una sensibilidad, y que hay una
inversión y un resultado produce un una demanda por más, se aspira a más. Porque
uno observa que esa aspiración puede tener un eco, puede tener una realización.
Muchas veces está ese dicho que la única lucha que se pierde es la que se abandona,
bueno todo eso que sabemos de la retórica, pero es cierto, es real que la sociedad, el
pueblo, reacciona también soñando más cuando algunos de sus sueños se hacen
realidad.
Lo contrario cuando no hay respuestas, hay como un mecanismo a veces de
resignación, a veces de abandono, a veces casi represivo y autodefensivo ‘¿Para qué
me voy a gastar? ¿para qué voy a ir a pedir? ¿para qué voy a ir a reclamar si el
resultado es la nada misma?’ y genera entonces un proceso de acostumbramiento, de
adormecimiento, de resignación que es muy dañino, es tremendamente dañino.
Porque finalmente los pueblos que no luchan, los pueblos que no sueñan, que no
reclaman tampoco obtienen avances.
Pero se da que algunas veces incluso hablando con algún funcionario, algún
intendente dice: ‘Pero cómo antes que no se hacía nada, (léase en el gobierno
anterior) antes que no se hacía nada ni te pedían y ahora que se está haciendo tal
cosa y tal otra vienen y te piden, como si fuera una muestra de ingratitud’. Yo creo que
es al revés, que uno de los objetivos que tenemos es despertar esos anhelos,
despertar esos sueños, activarlos, que se conviertan en bandera, que se conviertan en
lucha, que se conviertan en reclamo y que entonces también se observe, se registre
cuando no hay respuesta. Lo peor, repito, es el anestesiamiento, lo peor es la
resignación, lo peor es la falta de voluntad porque uno piensa que nunca va a
conseguir ni aún lo que se merece, ni aún lo que le corresponde. Por eso el énfasis en
la cuestión de los derechos, esta fue justo una semana que lanzamos con derecho a la
salud, fue una semana de maratón de salud, no? Porque estuvimos ahí en Mar del
Plata en un encuentro que muchos de los que están acá a algunos lo vi, otros no los
no los vi porque no usé los anteojos y desde acá veo veo hasta la primera fila,
entonces algunos tal vez no lo vi en ese momento pero que tuvo que ver con un
congreso que se realizó en Mar del Plata que coronó de alguna manera, un trabajo
que se viene haciendo hace tiempo, que era un objetivo por el que yo quisiera bueno
dedicarle un ratito a lo que dijo Nico (Kreplak).
Nuestro objetivo era tener formulado un Plan Quinquenal de expansión, organización y
de integración del sistema de salud de la provincia de Buenos Aires. Quiero hacer un
párrafo sobre la chorrera de números que que mencionaba recién Nico: la verdad que
que muy impresionante todo lo que se hizo y quiero decir que es cierto lo que valora
Nico, como ministro, Dani (Gollán) antes como ministro, de la inversión que estamos
haciendo en salud pero yo quiero de manera recíproca, valorar otra cuestión, que es
que a veces no es un problema de que esté la plata o que no esté la plata no alcanza
muchas veces, obviamente es una condición no un resonador, no va a aparecer si no
están los recursos pero muchas veces hay recursos. Mencioné al gobierno anterior, a
ellos recursos les salían por las orejas, no fue un problema de escasez de recursos,
porque endeudaron al país en magnitudes nunca vistas, entraron en la economía
argentina 150.000 millones de dólares en tres años, nunca nunca hubo tanta plata en
este país, nunca. Lo que faltaba por un lado, era la voluntad política pero quiero
agregarle otra cosa que es lo que quería valorar ahora, también faltaba la capacidad
de gestión y la claridad en cuanto a los objetivos y las prioridades. Porque uno puede
salir también a comprar millones de resonadores que no va a tener ni dónde ponerlos,
es decir que, requiere un trabajo de planificación, un trabajo un orden, requiere una
organización, pero sobre todo requiere algo que para mí hay que volver a resaltar
porque es una palabra muy mal vista, pero que creo que es la central que explica más
allá de los recursos incluso de los planes cuando la gestión funciona y no funciona: lo
que hace falta es militancia Nico. Porque muchas veces lo que los sistemas
administrativos incluso los presupuestos no terminan de concretar, se le gana con
obstinación, se le gana con terquedad, se le gana con esto de ponerse el objetivo en la
cabeza y despertarse a la madrugada ‘che me faltó esto’ y que no sea sólo el nivel,
digamos de de funcionarios o más alto de un ministerio, sino que eso se transpire en
toda la organización, así que yo creo que pasa por ahí.
Dicho esto, vamos a hablar un poquito del derecho a la salud y ya que estamos en una
universidad, decíamos sobre quienes se recibieron ¿no? Hay muchos pibes y pibas
del conurbano bonaerense y ahora, que sepan quienes viven en el conurbano, que
también estamos haciendo centros universitarios en el interior de la provincia de
Buenos Aires. Bueno hay muchos que les cambia la vida la universidad, todos de una
forma o de otra aún los que no van, les cambia la vida la universidad pública gratuita y
a veces esa distancia que hay con la universidad cuando no hay una sede cercana,
cuando no hay una institución cercana, es lo que actúa como una barrera. A mí me
pasó porque además me tocó dar clases en varias universidades del conurbano,
durante muchos años, en la de Quilmes por ejemplo, en la UMS, en General
Sarmiento, también iban un montón de pibes y pibas que me decían ‘en mi vida se me
hubiera ocurrido que iba a ir a la universidad’ y ¿por qué terminaste viniendo a la
universidad? Es que faltan ganas, porque uno tal vez lo observa, pero se establece la
posibilidad y una vez que está la posibilidad empieza a jugar, a veces en grupos de
amistad, en grupos sociales, en grupos del secundario, un grupo de estudio en
familiares, en el barrio y termina en la universidad y le cambia completamente la vida
muchísimo pero muchísimo aquí a 43.000 pibes y pibas, muchos de los cuales tal vez
no hubieran ido a la universidad si no se hubiera abierto una universidad aquí en José
C.Paz
¿Y por qué ir o no ir? a veces es una cuestión individual y subjetiva, pero muchas
veces como hablaba recién que cuesta soñar, y más soñar despierto, algo en lo que
uno se va a frustrar es irrealizable. A partir de que es posible y es accesible se
establece la posibilidad a veces de aspirar, sino ni se aspira como esto que decía
recién con respecto a que te pide más escuelas porque estás haciendo escuelas, y
uno diría al revés, debería estar sofocando esa necesidad porque ya abrí varias. No.
Hay más.
Y me parece que hay una cuestión de fondo con respecto a las universidades del
conurbano, o los centros universitarios del interior, que tiene que ver con esto de la
igualdad de oportunidades, de lo que uno no debería cansarse de hablar porque está
en discusión hoy en la Argentina ojalá no estuviera, pero está en discusión hoy en la
Argentina: la universidad pública, el derecho a la salud, la igualdad de oportunidades
todas estas cuestiones que para algunos de nosotros resultan relativamente obvias,
hoy están en debate. Y están en debate en un año electoral con diferentes alternativas
políticas que tienen diferentes posicionamientos con esto, así que estamos resolviendo
no sólo el derecho al futuro, sino el futuro mismo que nos espera, lo estamos
resolviendo en parte en buena medida este año. Va a haber decisiones que van a ser
parteaguas y esto de las universidades se ha discutido en los canales de televisión
‘para qué abren tantas universidades en el conurbano, para qué tantas? dijo un
expresidente, no me extraña que no lo entienda, lo único que quiero decir es que viene
complementado con otra afirmación que es que los hijos de trabajadores, los hijos de
obreros, los hijos del pueblo, los hijos de sectores vulnerables, y de sectores populares
no llegan a la universidad.
Entonces fíjense que de nuevo, hay un razonamiento ahí basado no sólo en grandes
equivocaciones, que uno podría decir ideológicas o teóricas, sino también en grandes
equivocaciones fácticas. Yo leía las estadísticas acá en José C. Paz, pero pasa lo
mismo en todas las universidades del conurbano. Primero que ha aumentado
muchísimo la cantidad de pibes y pibas que acceden a la universidad por traerle la
Universidad cerca, y en segundo lugar, que son porcentajes altísimos siempre más de
la mitad a veces cerca del 90% de los que van a las universidades del conurbano,
aquellos que son primera generación de alumnos universitarios.
Encierra un punto de vista ideológico, pero además una enorme ignorancia, yo más
allá de discutir ahora a nivel teórico el derecho a la salud, el derecho a la educación, el
derecho a la universidad, lo que les pediría a esos candidatos que aspiran, y a algunos
ya lo hicieron, a gobernar la provincia de Buenos Aires o a nuestra Argentina que se
tomen el trabajo de venir a alguna de las nuestras universidades del conurbano
bonaerense porque alcanza, más allá de las anteojeras ideológicas que tienen, con
abrir un ratito los ojos y ver qué está pasando acá. Acá se están creando pibes y pibas
que tienen un futuro mucho más amplio seguramente, mucho mejor y además acorde
a lo que desean y quieren, que además es su derecho.
Estamos organizando estas charlas en universidades públicas para tener un espacio
de otro tipo, de otro orden, pero además para poder hablar un poco con quienes
participan y concurren a nuestras universidades. Que a veces tal vez porque la
discusión política ocurre justamente en un estudio de televisión y a veces es una
guerra de trinchera a trinchera tirándose falacias. Bueno, se pierde un poco el
contenido de lo que estamos queriendo decir y de lo que estamos haciendo, entonces
yo voy a hacer si me permiten un párrafo sobre la cuestión de la salud, porque la
cuestión de la salud tiene una particularidad cuando es entendida como como un bien
digamos, como un servicio. Tiene una particularidad que tal vez no tienen otra de las
cosas que hace el Estado, tal vez no tiene, y entonces tiene una particularidad muy
interesante porque ahora que se escucha ‘yo voy a cerrar el Estado, ajustar todos los
presupuestos, bajar el gasto, terminar con la obra pública, vender órganos…’ todas
estas cosas que hoy se escuchan, moneda corriente en una discusión que es una
especie de tirar cañitas voladoras que explotan ahí después se extinguen y no va a la
nada, no es que hay una discusión seria sobre estas cuestiones, que debería haber.
Por eso me permito decir algo sobre la salud, vinculado a una mirada económica
porque todos estos puntos de vista de los ajustes, de dinamitar, o semi dinamitar, de
quemar el Banco Central, de terminar con con los trabajadores del Estado, con las
prestaciones públicas, de privatizar todo, tiene aparentemente por detrás una teoría
económica que lo sustenta.
Entonces pareciera que estas opiniones están fundadas en un saber científico avalado
por bueno, algún premio Nobel, economistas muy famosos. O sea que en realidad lo
que están haciendo es venir a decirnos a nosotros que esto está mal. No solo porque
es populista, porque es peronista, sino porque además está científicamente mal. No
solo porque es de mal gusto, sino porque está científicamente mal. Es mentira, está
equivocado, no tiene fundamentos y entonces el saber, la verdad, va para otro lado y
nosotros vamos a contramano de donde deberíamos ir si nos asesoramos bien, o
leyéramos a los autores adecuados. Y en esto porque en general estas usinas del
discurso del ajuste del achicamiento del Estado y finalmente de la privación de
derechos.
Estas usinas suelen tener por detrás fundamentos económicos y discursos que
provienen de economistas, así que me voy a permitir precisamente con el tema de la
salud hacer un comentario sobre doctrina económica, teoría económica de la
prestación de bienes y servicios de salud. Bueno, ¿por qué lo hago con la salud?
Bueno, además de por qué en algún momento he polemizado sobre esto en particular
porque se presta especialmente. Miren, aún el teórico, el economista, teórico
conceptual más reputado del neoliberalismo, de la escuela ortodoxa, de la escuela
convencional neoclásica, aún el más extremista en esto. Por decir así: el más
austriaco de todos, si es que esto fuera bueno ser más austríaco, pero el más
austriaco de todos tiene que reconocer que todo es herramental de la teoría
económica si en algo no se aplica es a la salud. Es a la salud, no se aplica. Esto que
nos pueden decir bueno a ver en el mercado de trabajo, lo que hay que hacer es dejar
que la mano invisible del mercado establezca los niveles de salario, esto que decimos
nosotros que hay que buscar profesionales no se metan en nada, porque esto lo
resuelve el mercado y cualquiera que mete mano ahí arruina todo. Que esta vendría a
ser un poco la piedra angular de la economía liberal. El mercado es un buen asignador
de recursos. Todo lo que se niegue aplicar aquellos resultados que saldrían del
proceso de mercado y en realidad genera ineficacia, inequidad, despilfarro, está mal.
Y así te lo aplican a la educación, te lo aplican al trabajo. Te lo aplican hasta la obra
pública, lo escuché bueno, para que haya una calle: alguien quiere tener que
demandar una calle, pagar para que haya una calle, un cordón cuneta, una cloaca y lo
mejor que podemos hacer es que eso funcione solo y funcionando solo va a funcionar
bien.
Este es el centro neurálgico de la doctrina neoliberal, el mercado es el mejor asignador
de recursos, esa famosa mano invisible usando esta metáfora de Adam Smith. Pero
más sencillo la oferta y la demanda, oyeron hablar de la oferta y la demanda, lo
estudiaron alguna vez las curvas de oferta y demanda. Bueno, diría un economista, un
teórico, o un creyente de esto: déjalo que el mercado te lo resuelve solo porque el
mercado iguala la oferta y la demanda y al igualar la oferta y la demanda llega un
punto donde todo el que quiere eso que aspira lo puede comprar si lo paga y todo el
que quiere producir eso, que es necesario, lo puede producir y vender con ganancia.
Entonces el mercado asigna bien. Esta es la idea atrás de ‘bueno, borremos al
Estado’, ‘no hace falta Estado’, ‘para qué Estado, en realidad el Estado lo que vino a
hacer es entorpecer y arruinar algo que solo funciona muy bien’. Qué decirles, estas
ideas que parecen nuevas y modernas son lo más retrógrado y diría yo cavernícola
que puede haber en pensamiento acerca de cómo funciona la sociedad. Me animo a
decir que son cosas que solo se sostienen en los canales de televisión de la República
Argentina, en cualquier lado del mundo va a decir estas cosas pasa un papelón.
Pero, citas algún economista que empiece con algo Von algo, Von Baer, Von Mises, y
parece que estás explicando la verdad revelada.
Y el caso de la salud, fíjense que es interesante para empezar a hablar de derechos y
formas de prestación, y cómo hacer con esto. Porque en la salud hay una especie de
consenso en todos los lugares del mundo, menos en este país, que seguro no
funciona el mecanismo de mercado, ni empieza a funcionar. O sea, que hasta los más
liberales de los economistas reconocen que no se puede aplicar esto para explicar
cómo, y a qué precio, y cuánto llamémoslo así servicio de salud se tiene que prestar.
Cuántas tomografías se tienen que hacer, cuántas vacunas se tienen que dar, cuántas
operaciones a corazón abierto se tienen que hacer, cómo se demanda, cuántas
tabletas de aspirinas se tienen que vender.
Es claro, acá en la salud tenemos un claro ejemplo donde hasta el más hasta el más
Milton Friedman de los economistas, te dice, no acá no. Me animo a decir que esto
mismo pasa para todo lo que quieren explicar, pero en la salud es tan llamativo que es
casi obsceno que cuando tiran esa chorrera de todo lo tiene que asignar el mercado
incluyen la salud, porque uno aún sin saber nada de Economía puede levantar la
mano y preguntar ‘che, pero por ejemplo, ¿cuántas operaciones hacemos también?
¿Pero a quién vacunamos también? ¿Y por qué? ¿Y por qué en los propios términos
miren hay muchas formas de criticar una teoría? Muchas formas, uno puede decir
tiene fallas empíricas, qué quiere decir eso que hay una teoría que dice que va a pasar
tal cosa, no pasa. Entonces la teoría no se observa en la práctica, no predice, no
explica, cae. Se supone que es uno de los criterios, se supone que es uno de los
criterios centrales para no encontrar la verdad, pero por lo menos no caer en lo falso.
Si yo digo che si haces esto pasa tal cosa, después haces esto no pasa; lo que pasa
es que la realidad sobre todo la práctica social tiene miles de circunstancias
atenuantes o externas que podrían explicar por qué si yo hago tal cosa pasa otra.
Porque en ciencias sociales, en la economía que está incluida, uno hace una cosa,
pero mientras tanto pasan 30.000 cosas más, con lo cual, uno puede decir bueno lo
que se hizo hubiera tenido ese resultado, pero en el medio aparecieron tales factores
que impidieron que tuviera el resultado. O a veces pueden decir que la teoría estaba
bien, pero se aplicó mal, se hizo mal, entonces no tuvo el resultado esperado porque
se hizo mal.
Pero hay un tipo de crítica, uno después puede también criticar montones de cosas.
Pero la peor crítica, la más destructiva en términos de su eficacia es la que se hace en
los propios términos de la teoría que se quiere criticar. O sea, no se la critica diciendo
‘che, te olvidaste de tal o cuál cosa’ o ‘no funciona’ sino ‘apliquemos lo que vos decís,
veamos’. Y cuando uno va encuentra que tiene contradicciones internas.
Esto pasa con los bienes y servicios de la salud y la teoría del mercado como el mejor
método de definir quién recibe atención, quién recibe medicamento y cuánto salen: no
funciona y es importante decirlo porque hoy nosotros podemos tener millones de
dificultades con lo que estamos haciendo y yo creo que las dificultades que tenemos,
de varias índoles hacen que haya una insatisfacción porque las cosas no pasan tal
como se esperan.
Y ante esa insatisfacción y bueno, puede aparecer el que diga bueno que venga uno y
diga cualquier otra cosa, escuchemos uno que dice que hay que hacer todo distinto, tal
vez eso funciona, ya probamos esto, no anda o no anda del todo, probamos esto ¿no?
probemos otra cosa. Como ir por el camino de lo novedoso, de lo original, de lo
distinto.
Y estas teorías de: borremos a la sociedad organizada y a su representación que es el
Estado y dejemos que todo funcione de manera llamémoslo ¿libre? Y entonces se va
a ordenar todo solo y bueno, parece tentador ante la ineficacia, las dificultades, los
obstáculos, la incertidumbre, o incluso la imposibilidad de solucionar algunos
problemas.
Pero yo quiero decir, cuando les vengan con esto de que el Estado resuelva aquello
que el Estado no puede resolver del todo bien sepan que en el caso de la salud, yo
podría seguir me parece que a todo, pero hoy estamos hablando de salud, seguro en
lo de la salud no funciona. Si ustedes leen cualquier artículo con algún grado de
seriedad sobre el problema de la salud visto desde una perspectiva económica, lo
primero que dice es acá el mercado: no.
Así que acá Nico (Kreplak), si bien cuando gobierna neoliberalismo van por el
Ministerio de Salud, pero acá me parece que hay una barrera hasta conceptual: no
funciona. ¿Y por qué? Bueno, porque básicamente las cuestiones vinculadas a la
salud no cumplen con ninguna de las características, ninguno de los requisitos
digamos, para hacer un bien o un servicio que se vende y se compra en el mercado
como un caramelo, como un kilo de pan, no es lo mismo. Tiene especificidades,
particularidades, aquello de lo que se trata la salud, los bienes y servicios de salud, lo
llamo en esa jerga, que lo hacen absolutamente distinto a aquellos, bienes y servicios
para los que está hecha la teoría de la mano invisible, la oferta y la demanda. No va,
son otra cosa, son bichos distintos.
No, no se puede, no se pueden tratar con el mismo aparato analítico. Y lo simpático es
que la propia teoría neoclásica, la propia teoría neoliberal, lo sabe muy bien por eso en
general mucho con el tema de la salud no se meten. Porque acá se dan cuenta que
chocan con la imposibilidad, obviamente de comprenderlo. Esto es más general, esa
doctrina tiene grandes problemas, pero acá es insostenible. ¿Y por qué? En primer
lugar porque cuando se dice que uno compra y vende, digamos, o la compra/venta del
mercado resuelve problemas, se supone que el bien que se compra y se vende cuenta
con quien lo compre y quien lo vende una información casi completa de lo que está
comprando. Sus efectos, sus características, su calidad.
Entonces, uno compra un kilo de pan, es cierto que te pueden estafar y dar algo que
tenga forma de pan, pero en general es un kilo de pan y sabes que estás comprando y
cuál es el efecto la utilidad el goce, lo que te produce acceder a eso o qué es lo que te
soluciona.
Bueno, con los bienes y servicios de la salud lo claro es que quien consume, quien
demanda, no sabe nada prácticamente, sabe muy poco, lo desconoce. Entonces es
como estar comprando algo que no sé qué es, cuánto pagó por eso, que es la gran
pregunta de la teoría del mercado, cuánto estoy dispuesto a pagar por una tomografía.
Y si no sé para qué sirve, de qué está…, no sé, un remedio viste uno que lee los
prospectos, pero es chino básico, no sé.
Entonces ya el solo hecho de que desconozca las propiedades útiles, las propiedades
de lo que tengo que comprar teóricamente ya me ponen una situación en la que la
demanda, o sea, cómo construyo, lo que estoy dispuesto a pagar o hacer por
adquirirlo es imposible, no existe, no existe la demanda de esto.
Entonces ya para empezar hay algo que llaman información asimétrica, que
básicamente es la ignorancia acerca de las cualidades de aquello que quiero comprar.
Si esto es así no hay marcado. Ya no hay marcado. Olvídate, no hay mercado.
Menos todavía va a resolver algo porque no puedo saber de qué se trata, pero agrego:
hay un problema derivado de este, pero no igual a este, que tiene que ver con lo que
se conoce como demanda inducida.
Cuando yo decido cualquier cosa comprarme un yogur. Tengo hambre, tengo ganas
de comer un yogur, sé qué gusto tiene el yogur más o menos, voy y compro un yogur.
Decidido yo que lo necesito, veo qué efecto va a traer y voy y lo compro. O estoy
dispuesto a pagar hasta tanto por un yogur, si sale más no lo compro, si sale menos
va. Y ahí determinó cómo funciona.
Bueno, esto tiene algo que se llama la demanda inducida. En realidad, los servicios de
salud, el consumo de servicio de salud no los decide el consumidor.
Yo no sé si tengo que tomar tal remedio o hacerme un estudio de laboratorio, orina
completo, no es que a mí me da ganas de hacerme. No me ha ocurrido por lo menos
que te dé ganas. Con una agravante, en general los bienes y servicios de salud no
traen directamente ningún placer, ni ningún disfrute, en general, son molestos.
Lamento Nico (Kreplak) pero en general nadie quiere ir a hacerse, ni tomar un
remedio, porque no sabes qué efectos secundarios.
O sea, fíjense, le quieren aplicar porque lo que estoy diciendo yo es que a pesar de
que esto es así quieren explicarnos que la decisión sobre cuánto tiene que salir y
cuánto se produce y cuánto se hace cuánto se obtiene de los servicios de salud, lo
tiene que determinar el mercado por la oferta y la demanda. Resulta que yo no tengo
ni la más pálida idea cuando decido consumir no es porque yo quiero, sino porque voy
al médico y me dice usted tiene que hacerse tal estudio, que yo ni sabía que existía, o
sea, que hay una demanda inducida.
Inducida, ¿por quién? No era mi intención, Nico (Kreplak) pero ¿inducida por quién?
Por el que muchas veces te vende lo que vas a comprar.
Te dicen en una clínica usted tiene que hacerse tal estudio que sale tanta plata, o sea,
el que te va a vender es como que el kiosquero me diga usted necesita estas pastillas,
tomelas y yo diga… ‘bueno, no tenía tantas ganas, pero me escribió un papelito tales
pastillas, no me gusta el limón, pero bueno, sí’. [Risas] ¿Se entiende lo que estoy
diciendo?
Esto que parece una obviedad, diferencia y distingue a todos los bienes y servicios de
salud de cualquier bien y servicio de otra naturaleza. Es propio de los servicios de
salud, no existe prácticamente, hay que encontrar excepciones muy raras, sólo pasa,
es una especificidad, una particularidad, de los servicios de salud. Y agrego algo:
muchas veces por la naturaleza del sistema, uno que debería decir quiero consumir o
no una docena de facturas ahora. Bueno sí, quiero consumir una, estoy dispuesto a
pagar tanto por una docena de factura, pero qué problema hay, muchas veces uno ni
siquiera paga, por lo menos directamente por eso, entonces no sabe lo que le dan, no
lo desea, porque ni lo conocía, a veces le ocasiona un sufrimiento, que tendrá un
beneficio ulterior que además genera una incertidumbre, no lo sé y además no lo
pago. ¿Cómo hacemos para que el mercado se ocupe de esto?
Es un fracaso, es una bancarrota. Llama la atención que siguen con esto de que el
mercado tiene que asignar y acá claramente no hay, pero ni un atisbo de posibilidad
de que el mercado se meta en esto y lo haga bien. No se puede, por las
peculiaridades y por las particularidades de los bienes y servicios de salud que los
llamamos así como si fueran bienes y servicios naturalmente.
Hay graves problemas también con la oferta, por ejemplo, se supone que para que el
mercado funcione bien tiene que haber competencia y una calidad más o menos
homogénea. Si algo distingue los servicios de salud es que prácticamente lo que cada
persona necesita es bastante distinto de lo que necesita el de al lado por montones de
cuestiones. Quiere decir que tampoco se puede ofrecer un servicio de salud
homogéneo y vender en un escaparate. Porque o cambia la dosis o es un
complemento de cosas un medicamento con un…
Es decir que tiene particularidades tan grandes que básicamente el mercado, los
mecanismos habituales de mercado a los que se han convertido en una especie de
religión. Es por ahí, corramos a la política, corramos al Estado, corramos a cualquier
tipo de organización, cada individuo por la suya decide que quiere hacer decide, que
quiere gastar y cada empresario por la suya decide y ahí entre ellos de manera
automática se resuelve y se resuelve bien. Sin que intervenga nadie y por el contrario,
si alguien interviene lo arruina. Esta es la filosofía, la teoría o la religión, porque de
teoría no tiene nada. Que está por detrás de esas ideas de que sin Estado vamos a
estar mejor y todo va a andar bien, en el caso de la salud el neoliberal, el neoclásico o
el ortodoxo más extremo termina su artículo diciendo 'acá el mercado no funciona
tiene que estar el Estado'.
O sea, que para este caso particular, yo creo que el tema es que después podemos
discutir cómo funciona el Estado. ¿Cómo proveemos? ¿Cómo estamos presentes?
¿Cómo llegamos? ¿Cómo alcanzamos, con qué y de qué manera? Dada todas las
dificultades e inconvenientes que tenemos. Pero acá precisamente la teoría
económica que tanto usan como comodín para proponer un reino de los cielos que
que no está en ningún lado, acá en este caso es un bleft, es un desastre. Acá en este
caso sin Estado no hay salud. Me parece que nos dan instrumento, que obviamente no
salda todas las discusiones, pero era importante empezar por acá porque todas estas
fábulas y espejitos de colores cuando uno los trata de bajar al concreto ¿y cómo va a
ser al final? ¿Voy a tener que vender el hígado? porque ¿Cómo va a ser? Va a haber
un mercado, va a ser por Mercado Libre, ¿Cómo es? Acá claramente no va, o no lleva
ni remotamente a donde se supone que lleva. Dicho esto: derecho a la salud porque
acá hay un paso superior y distinto. Una cosa es decir acá el mercado claramente
fracasa, no puede con esto y reconocido por los propios cruzados del mercado, sino
que además hay una cuestión adicional que es entonces qué hacemos con la salud y
cómo la miramos, cómo la comprendemos y cómo la abordamos.
Acá también hay una discusión bien contemporánea, que yo quiero revisitar porque la
verdad que pasó un poco de largo porque tiene que ver con el tema de la Corte
Suprema, de lo que estuvimos hablando hace poquito. Pero uno de los jueces de la
Corte Suprema, Rosenkrants se fue a dar una charla a Chile. No voy a hablar ahora de
la proscripción, pero quiero decir algo, no a la proscripción de Cristina. Porque como
diría ella todo hace con todo. Y justo de la misma usina, dijo este hombre en una
conferencia en Chile que había una gran confusión en la Argentina digna del
populismo, el clientelismo, el peronismo, finalmente quería decir que donde hay una
necesidad nosotros tenemos algo que hacer. Porque él ¿Qué dice? Es cierto que hay
un montón de necesidades, pero responder a esas necesidades tiene costo.
Nico (Kreplak) ahí hablaba de cantidad de respiradores; cantidad de insumos; cantidad
de hospitales; cantidad de centros de salud y cada tanto decía una cifra. Bueno tiene
una inversión que yo llamaría inversión, no costo. Pero hay una necesidad de un
presupuesto y una respuesta económica entonces él decía. Bueno, hay un montón de
necesidades que están teóricamente consagradas por nuestro ideario, pero no hay
plata. Sería algo así una reformulación cortesana de la frase que tanto conocemos:
donde hay una necesidad nace un costo. Eso es lo que nace y cómo nace un costo y
bueno nace muerto. Porque no hay plata, entonces dejémonos de hinchar, dejémonos
de entrar, que hay que dar una respuesta a esas necesidades, porque si pudiéramos
dar respuesta a esas necesidades, seríamos un país mucho más avanzado, etcétera.
No nos podemos dar el lujo de considerar que las necesidades que tenemos habilitan
la posibilidad y el imperativo de una respuesta, no, porque es muy caro.
Si alguien dice eso y alguien se dedica a convencer a la gente que cuando necesita
algo puede acceder a eso ahí aparece lo que denominan como 'clientelismo',
'populismo', 'peronismo'. Decir que donde hay una necesidad tenemos un problema,
no: tenemos un costo y los costos cuestan. Y el que se pueda afrontar la necesidad de
ir a Disney, será una necesidad y que se pague. Desde mi punto de vista más allá de
todas las discusiones que podemos dar de estas necesidades, hay un punto central
que es que convivimos en una sociedad que entre otras cosas tiene algunos
consensos, pero hay una constitución. Que dice que por ejemplo la salud de los
argentinos y argentinas no es una necesidad que tiene un costo y no llegamos: es un
derecho, el derecho a trabajar; el derecho a educarse; el derecho a la vivienda; el
derecho a que se te cumpla las vacaciones y que te paguen el aguinaldo: son
derechos. Así que la primera cuestión que yo diría es que traten de cuando vienen a
pasar por encima de todo de por lo menos parar en la Constitución que conseguimos
tener los argentinos y argentinas son derechos consagrados por la Constitución.
Después podemos discutir lo demás, pero agregó un adicional, porque es indudable
que en un país como el nuestro y de nuestro continente, para sacarlo de las
particularidades de Argentina hay muchas necesidades que incluso están consagradas
como derechos que hemos dado ese avance y no se están efectivizando, son
derechos que hoy no son efectivos. El derecho a la vivienda y evidentemente hay un
derecho a la vivienda que no es efectivo. Porque hay muchos argentinos y argentinos
y muchos bonaerenses, que no pueden acceder a una vivienda digna y una vivienda
propia entonces no se está cumpliendo. Por otro lado, es obvio que también satisfacer
esas necesidades es algo que requiere, no sólo una inversión, sino también una
voluntad política y organización del Estado, una eficacia del Estado. Me parece pero
tremendamente importante lo del Plan Quinquenal. Porque nosotros sabemos y somos
conscientes que todas las necesidades que hay en el terreno de la salud no se pueden
cumplir mañana, sabemos que a pesar y decía recién precisamente por haber dado
respuestas algunas de esas necesidades y de una manera, digamos bastante notoria,
se genera no menos demanda y menos conciencia de que esa necesidad tiene que
corporizarse, sino más. No es que no lo sepamos y no es que no sea una realidad que
no se cumplen que requieren una acción política y que además esas demandas
probablemente sean crecientes.
Ahora qué es lo que tiene que producir esta cuestión de que hay muchas necesidades
que no se están pudiendo satisfacer, que no se están pudiendo cumplir. Básicamente
a lo que nos tiene que llamar es a dar todos los resultados posibles, pero sobre todo
darle a nuestro pueblo la convicción y la certeza de que todo lo que hacemos es para
que esas necesidades que son derechos, se puedan cumplir, si no hoy sino mañana o
más adelante. Es decir que este problema entre costos, necesidades y derechos se
resuelve, básicamente con acción política, básicamente con presencia del Estado,
básicamente con planificación del Estado y básicamente con muchísimo compromiso,
muchísima convicción y muchísima militancia. No puede ser que el hecho de que
cueste plata le haga creer a alguien que no es su derecho y que el que está en falta no
es el que no lo cumple sino él porque lo reclama. Creo que ahí hay una batalla
ideológica y hay una batalla cultural.
Por eso me parecía importante hablar un poco de la cuestión del derecho a la salud
porque hoy hablábamos, con esto termino, con quienes presiden una prepaga, una de
las más prestigiosas de las más cara probablemente en su cuota de la Argentina. El
sector privado y para mí no es que sea un descubrimiento creo que es el resultado de
un trabajo que estamos haciendo, reconocían que hay cierto nivel de prestaciones que
tiene que ser universal y para todos, que no puede ser que porque tengas plata o no
tengas plata puedas aspirar a los derechos básicos vinculados, por ejemplo a tu salud
y a tu vida. No puede ser. No puede ser que la línea que discrimine sea justamente si
el individuo puede o no afrontar el costo que implica acceder a determinada prestación
o determinada respuesta no puede ser. Yo creo que eso es algo que tiene que ser
parte de los consensos básicos no sólo porque está consagrado en la Constitución,
sino porque si nosotros abandonamos eso, si nosotros dejamos de reclamar porque
nuestras necesidades que son derechos tengan que ser obligaciones de quien
gobierna y comprendiendo que no las puede responder de manera inmediata que dé
una perspectiva y que ponga un compromiso. Si nosotros abandonamos eso
abandonamos todo.
Porque lo que pasó ahí es que como pueblo retrocedimos, nos resignamos, nos
torcieron y nos vencieron por eso me parece que es cuestión de entender a la salud
como un derecho. Que parece básico y parece obvio, sin embargo no forma parte de
lo que mayormente hoy se está discutiendo por lo menos en la discusión pública de
esta campaña considerar a la salud como un derecho es parte de nuestras banderas
políticas, es parte del futuro que necesitamos, es parte de lo que tenemos que hacer y
es parte de lo que tenemos que tener como bandera de lucha de acá en adelante.
No podemos resignarnos a que alguien nos diga que la salud no es para todos, porque
es cara, no podemos resignarnos a que alguien nos diga que la salud no se puede con
los que están muy lejos, no podemos resignarnos a que alguien nos diga que la salud
sólo va a estar cuando hay negocio, tenemos que explicar tenemos que debatir, pero
sobre todo tenemos que ir a pelear para que el derecho a la salud sea un derecho
para todos y todas más allá de donde nacieron de lo que tienen, de lo que pueden.
Así que compañeros y compañeras el derecho a la salud es una de las discusiones
que vamos a dar y vamos a ganar defendiendo el derecho a la salud. Muchísimas
gracias a todos y a todas.