Muchas gracias a todos y a todas. Muchas gracias, Alexia, Julieta, por compartir hoy no sólo en un día importante, el Día de la Salud Mental, esta conferencia sino también haber hecho un balance, que me parece que siempre cuando uno lo tiene que hacer de esta manera termina quedando corto, porque es una batería muy grande de políticas que se ha aplicado en materia de salud mental y porque tiene la particularidad de no tratarse de un área aislada, de un área separada de otras acciones de gobierno. Por lo tanto, eso le da más complejidad todavía a la narrativa y a la descripción de todo lo que se ha hecho. Que hemos visto que tiene que ver con recursos humanos, es decir, con trabajadores y trabajadoras, tiene que ver con infraestructura, tiene que ver con un rediseño del sistema, tiene que ver con una transformación profunda, pero tiene que ver también con la integración en el sistema de salud, que a su vez está también atravesando un programa muy profundo de transformación en nuestra provincia de Buenos Aires. Está llevándose adelante el Plan Quinquenal, estamos con muchas cosas nuevas en materia de la atención de la salud en la provincia de Buenos Aires, donde por primera vez, creo yo, en la historia de nuestra Provincia la salud mental no es tratada como un bicho raro o como algo externo, o como algo adicional, o como algo de lujo, o como algo a financiar eventualmente, sino como un componente central en nuestro sistema de salud, a punto tal que esto de cuidar a los que cuidan es algo que ocurre ahora en nuestro sistema de salud y nunca había ocurrido. Así que, muchísimas gracias, para empezar, y felicitaciones. Feliz Día -empiezo por ahí- Mundial de la Salud, para todos los trabajadores y trabajadoras de nuestra provincia de Buenos Aires.
Luego, porque me toca hacer algunos comentarios, Julieta hacía una batería de anuncios, yo quiero dejar esto bien en claro porque incluso sentado aquí, viendo todo el trabajo que se hizo, viendo todas las decisiones que se toman y las nuevas inversiones y presupuestos que se van a aplicar a las políticas de salud mental en la provincia de Buenos Aires, no podemos dejar de señalar que ocurre una situación, llamémoslo, de extrañamiento, ¿no? Porque ayer veíamos como en el Congreso de la Nación, nos acompaña también exministro de la Provincia, diputado nacional, Daniel Gollán, veíamos ayer cómo se consumaba una decisión calamitosa, un horror, que tiene que ver con el veto que le dio el presidente Milei a la ley que garantizaba el financiamiento de las universidades nacionales. Uno podría decir todo tiene que ver con todo, pero, evidentemente, esto es muy sencillo, encontrar la vinculación y la relación entre el crecimiento y la transformación de nuestro sistema de salud y nuestro sistema de salud mental, subsistema de salud mental, y el sistema científico de investigación, el sistema universitario de la Argentina y de la provincia de Buenos Aires. La verdad que es muy difícil pensar ninguna de estas políticas si no tenemos universidad pública o si la universidad pública está en peligro. Hablaban recién de la incorporación de nuevos trabajadores y trabajadoras para la salud mental, que tiene que ver con la culminación de su ciclo de estudios en la universidad, en las residencias. Bueno, quien conoce la provincia de Buenos Aires, y quien conoce nuestro país, sabe muy bien que el sistema universitario, que la universidad pública, gratuita, que la universidad masiva, que la universidad de calidad es un eje central para el bienestar general de nuestra población, para el desarrollo de nuestro país, para las trayectorias individuales, familiares, barriales, sociales de nuestra Argentina.
En nuestra provincia de Buenos Aires, recorriéndola te das cuenta, pero creo que cualquiera que la vive y vive en cualquier barrio o en cualquier localidad, sabe bien que una enorme proporción -me animo a decir una mayoría- de quienes cursan estudios a nivel secundario tienen el deseo, la aspiración ellos, sus familias, sus afectos, de que continúen sus estudios en la universidad. Esto no le da más valor o menos valor a ninguna de esas trayectorias, que toman este camino o no, pero lo que yo quiero marcar es que en la República Argentina y en la provincia de Buenos Aires, nuestra sociedad, nuestros pibes y nuestras pibas, cuentan, entre las posibilidades, entre los horizontes de los que disponen, a los que aspiran, entre sus posibilidades, entre sus futuros posibles, el de ir a la universidad. Y eso es porque existe una universidad pública que tiene una historia muy peculiar y una historia que está muy asociada a nuestra historia nacional y también a nuestra trayectoria como pueblo.
Por eso, creo que lo que se consumó ayer, fue una verdadera vergüenza. Fue una verdadera vergüenza. La verdad que no tengo otra palabra para calificar lo que he dicho, que representa una traición a la historia de nuestro pueblo. Así que quiero felicitar a los legisladores y legisladoras que valientemente afrontaron la tarea de intentar, ayer lamentablemente sin lograrlo todavía, garantizar el financiamiento de nuestras universidades. Es fundamental que esta lucha continúe.
También marcar que esto de gobernar por decreto para hacer cualquier cosa, prácticamente, y que cuando esto no logra consolidarse también apelar al veto para evitar las leyes, está en un margen, en una frontera de forma de gobernar que atenta contra -por lo menos- el diseño de nuestras instituciones, de la división de poderes. Lo digo porque no estoy marcando, más allá de lo que ocurrió y los movimientos extraños con determinados votos que ocurrieron ayer, no estoy hablando de eso, estoy hablando simplemente, desde la provincia de Buenos Aires, como advertencia al Gobierno nacional que no es a través de el veto y el decreto que se espera que gobierne un presidente, sino que se espera que logre convencer y conformar las mayorías para llevar adelante determinadas políticas. Si eso no pasa, es indicador simplemente de que esas políticas van contra los intereses de nuestro pueblo.
Acá, se han hecho varios anuncios muy importantes que, como decía recién, en este clima y en esta coyuntura son claramente de contraste. Porque no solo estuvimos contando las inversiones, las decisiones, los trabajos, porque a veces se pone mucho énfasis en el presupuesto pero como se ve, aún en el Gobierno nacional y en esta situación, para implementar una política se necesita, es condición necesaria, contar con los recursos pero hace falta muchas veces empujar, gestionar, desarrollar, desplegar políticas que en una provincia de la dimensión que tiene la nuestra, bueno, es un esfuerzo enorme. Y no es solo el esfuerzo de las autoridades o de los funcionarios, obviamente las políticas fracasan si se intentan imponer o si se decretan o si se vuelcan simplemente desde oficinas administrativas. Para que las políticas como el cierre de los manicomios, si me permitís, Julieta, porque ahora después de lo que hiciste, decirlo varias veces ni me voy a animar con la palabra. Así que, cerrar los manicomios, bueno, es probablemente algo que parece simplemente que, bueno, que hay que hacer las casas, hay que… Bueno, varias cosas. Varias cosas, pero tiene un momento mucho más determinante que consiste en involucrar, en comprometer y lograr el acompañamiento del sistema de salud en su conjunto, ¿no? De los trabajadores y trabajadoras, de las familias, incluso de los mismos pacientes, por llamarlo así, porque es un trabajo histórico. 150 años llevamos del deplorable sistema de encierro en manicomios y de abandono en manicomios, obviamente con el trabajo, que hay que repetirlo mil veces, denodado y que obviamente homenajeamos, de los trabajadores y trabajadoras que en ese marco institucional llevaron adelante una tarea tan compleja, pero, bueno, llegó la hora. Es una ley, que existe, nacional. Que se aprobó durante el gobierno de Cristina y que hay que aplicarla, por más difícil que sea. Así que, la verdad, que heroicamente y en este día, el Día Mundial de Salud Mental, agradecer y celebrar el esfuerzo que se ha hecho para que la mitad ya de los pacientes que estaban en esas condiciones puedan estar en dispositivos más humanos. Más humanos.
Es momento de discursos que predominan a escala nacional, violentos. Ayer escuchaba a una diputada decir ‘bueno, hablan de que la violencia engendra violencia’. A ver, no hay que tener un máster en ningún lado para darse cuenta que si las más altas autoridades del país, a cualquiera que piensa distinto, aún si ayer pensaba igual, y aún sabiendo que si mañana consiguen domesticarlo, pierde estos calificativos pero el día o el momento en el que piensa distinto, más allá de si es un artista popular, un científico, un docente o un diputado o diputada, o un gobernador, o un dirigente político, o lo que sea, se le aplican los calificativos más, la verdad, más agresivos, más horribles, pensar que eso no tiene ningún efecto social más que el tweet en el que se lo hace, la verdad que me parece propio de una incomprensión de cuestiones básicas, ¿no? del funcionamiento de la sociedad.
Uno espera que las más altas autoridades de un país, de una sociedad, votados a través de un régimen democrático, tengan respeto, actúen intentando lograr algún tipo de empatía y no que descalifiquen, que insulten a todo el que piensa distinto. No es muy difícil ver que eso puede funcionar como ejemplo. Pensar que está bien cuando está mal. Lo digo mil veces y lo vuelvo a decir: no hay que naturalizar, no nos vamos a acostumbrar y no vamos a dejar pasar que sigan agrediendo a la gente de esta manera. Porque si no parece que para no chocar, o simplemente para no perder el tiempo, porque parece que a veces fuera una pérdida del tiempo, bueno, la cuestión va avanzando, pero obviamente, qué podemos esperar de un alumno en una escuela que a veces usa esos mismos calificativos con alguien, bueno, un compañero, o aún con un docente, o con una autoridad, y le marcan que no está bien llamarlo rata, llamarlo degenerado. Le dicen ‘no está bien’, porque claramente no está bien, no queremos que ocurra ni en nuestra familia, ni en nuestros afectos, ni en nuestro barrio, ni en ningún lado. No está bien, está mal. Y cosas peores. Pero te pueden mostrar que se hace desde las más altas autoridades del país, desde el Presidente.
Digo porque ayer se dio esta discusión o se esbozó esta discusión. No, sí, claro que los discursos violentos engendran repetición, funcionan como ejemplo y engendran violencia que a veces toma otra dimensión. No tengo problema, no estoy acusando a nadie de ningún hecho puntual. Estoy diciendo simplemente lo que es obvio. Córtenla con agredir y con actuar de esta manera. Córtenla. Porque es muy malo para todos y para todas y porque no queremos vivir en un país, en una sociedad de violencia, de agresión y de descalificación. Córtenla.
Luego, entre los anuncios que hacía Julieta, me reservé uno para hacer yo porque tiene que ver con una situación. Son como ocho anuncios, ¿no? Pero es uno que no es ni el central, ni el más importante. Todos tienen su implicación con lo que venimos haciendo, lo profundizan y lo continúan. Simplemente quería decir que hay una, no nueva problemática, pero algo que se ha agravado mucho, sobre todo con otro veto del Presidente de la Nación que tuvo que ver con los jubilados, con lo que ha ocurrido en la caída de los haberes jubilatorios, de los ingresos de los jubilados y jubiladas.
Hace poquito, recordarán, muy poquito, todo pasa a veces con una dinámica que se va perdiendo, pero no quiero dejar de marcar la gravedad. Hace poquito el presidente de la Nación vetó una ley, también votada por mayorías, que le daba un aumento a los jubilados y jubiladas y determinadas garantías, porque además ya les cortaron los remedios. Nosotros en la Provincia, batallando en la medida de nuestras posibilidades para compensar o sustituir. Es imposible hacerlo en la medida y en la dimensión que tiene el abandono y la deserción del Gobierno nacional, pero en este caso a los jubilados y jubiladas, algo así como 13.000 pesos o 15.000 pesos, que iba a significar el aumento de la ley, bueno, se los negaron.
Obviamente los adultos mayores, menos en la actualidad, menos desde el Gobierno nacional, en todos lados del mundo, en nuestro país, en nuestra cultura, en nuestra historia, en nuestra sensibilidad, los adultos mayores son un segmento, un grupo de nuestra población al que hay que prestarle especial cuidado. Especial cuidado porque se producen a veces situaciones que tienen que ver con ciclos vitales simplemente, pero a veces también con cuestiones particulares, trayectorias familiares y a veces, también, con cuestiones como las actuales, situaciones económicas donde al adulto mayor, al jubilado, no le alcanza entonces tiene que ir a buscar una red de apoyo y ayuda. No le alcanza para lo básico. Esto es lo que se está viviendo en la provincia de Buenos Aires a nivel material. Entonces, a buscar ayuda a veces en redes que tienen, de familiares, de amigos, de los hijos. Esto está ocurriendo hoy en la provincia de Buenos Aires, a lo largo y a lo ancho de su territorio. No les alcanza para comer. No les alcanza para el alquiler. No les alcanza a adultos mayores que a veces viven solos. Menos todavía ya para los remedios, que tenían 100% de descuento en el PAMI y eso se interrumpió para muchos medicamentos. Así que están generando, la verdad, una verdadera desgracia con quienes deberíamos contar, que son los del Gobierno nacional, para contribuir y ayudar en situaciones que son obvias y evidentes, y que se agravan mucho por la crisis económica actual.
No sólo por la situación de los propios jubilados, sino también porque sus familiares se empiezan a quedar sin trabajo, algunos, y otros también con situaciones comprometidas desde el punto de vista de los ingresos y de las posibilidades. Entonces se empiezan a ver, la verdad, estados de desesperación. De desesperación. Y recurren, lo tenemos acá a Mario Secco por ejemplo, recurren, obviamente, a los Gobiernos municipales. No crean que estos problemas que genera el Gobierno nacional por decisión administrativa, presupuestaria o borrando una línea de un Excel quedan ahí, se agotan ahí, en ese momento y en esa decisión y en esa planilla. Los efectos y las consecuencias que van generando son bien reales, están bien presentes y a veces, además, son acumulativas, y se extienden. Porque una cosa va a llevando a la otra y tienen conectividad, porque la sociedad es un tejido. Y en momentos así, ante estas situaciones, surgen estados de desesperación. Surgen estados de zozobra y, por supuesto, de padecimiento y de sufrimiento. Obviamente van a decir ‘no, pero esto pasó siempre’. Claro, claro, por supuesto, nadie lo niega, pero se agrava cuando los niveles de vulnerabilidad, las situaciones sociales, los problemas de empleo, la falta de ingresos, se reproducen y se multiplican. Se agrava muchísimo.
Hablando con los intendentes e intendentas, que son los primeros que reciben, muchas veces, y obviamente el sistema público de salud y de salud mental, los que reciben esto a modo de demanda, nos encontramos con que esta situación se multiplica por dos, por tres, por cuatro, por cinco. Necesidad de alimentos, necesidad de remedios. Lo básico. Ayuda con el alquiler. Ni hablar de demanda de trabajo. Ni hablar de demanda de trabajo.
Así que todo esto va ocurriendo. En el caso de los adultos mayores, hay situaciones también de soledad, porque, bueno, por lo que conté antes, pero por cuestiones obvias que, sin embargo, con crueldad y con indiferencia, el Gobierno nacional no solo no tiene en cuenta, no sólo no comprende o no registra, sino que agrava con sus decisiones. Ahí es donde estamos parados. Por eso, ante esta situación y con el conjunto de políticas que se vienen desplegando, se vienen llevando adelante en los diferentes niveles, agregamos una nueva línea telefónica específica de cuidado y acompañamiento para personas mayores.
Yo creo que ante esos casos hay que dar una respuesta, por supuesto, solidaria. Una respuesta, decía antes, humana. A veces hay cuestiones que tienen que ver simplemente con poder verbalizarlo, con poder ser escuchados, y hay veces que esto nos va a permitir la derivación a otros dispositivos. Porque no siempre son temas de salud mental ni de salud. Pueden tener que ver con otras necesidades. Así que, bueno, simplemente la provincia de Buenos Aires, ante la deserción y el agravamiento de estas situaciones que genera el Estado nacional, bueno, hemos resuelto que a través del 0800 que ya mencionábamos, 0800-222-5462 opción 2, se puede acceder en la provincia de Buenos Aires, en todo el territorio, a una nueva línea específica de cuidado y acompañamiento para personas mayores. Es un anuncio más que, bueno, luego vamos a tener resultados para comunicar acerca de esto.
No estamos dispuestos y no pensamos dejarlos solos. Esto me parece que tiene que quedar en claro, creo que en momentos donde se está discutiendo sobre legitimidades, sobre atribuciones de los diferentes niveles de gobierno, quiero decir dos cositas más y con esto termino. Son medio generales, pero obviamente vengo medio cargado por situaciones que vienen ocurriendo, lo que comentaba del Hospital Bonaparte, que bueno que pasó algo que es digno de mención también. Lo voy a decir muy brevemente, me comentaba Julieta que estuvo por ahí en representación también de la provincia de Buenos Aires, que estuvo recorriendo sus pabellones y que estuvo viendo a quienes se atienden, quiénes necesitan, quiénes comparecen, quiénes demandan y la verdad personas en situaciones de vulnerabilidad muy grande, que no tienen otra respuesta posible que no sea la del Estado. Si no está el Estado se quedan sin respuesta, directamente. Esto es para los aduladores del mercado, de las soluciones del mercado. Claro que alguien que tenga los recursos, alguien digamos de sectores medios, medios altos sufre algún tipo de padecimiento vinculado a la salud mental y bueno, disponiendo de recursos por privado, puede eventualmente encontrar una respuesta, puede pagarlo.
Volvemos a lo mismo una y mil veces, al verso, a la mentira y a la estafa de que el mercado resuelve todo y para todos. Que resuelve todo y para todos. Acá tenemos un caso clarísimo. Tiene un costo a veces muy elevado, como esto no es absoluto, digo en relación a los ingresos y las posibilidades de la enorme mayoría de nuestra población. Ir al psicólogo por particular, una internación en privado. Bueno, todo eso existe, y hasta cierta medida está disponible, lo que pasa es que hay que pagarlo. Y una enorme mayoría, una inmensa mayoría no se lo puede pagar.
Entonces, si partimos de la base cierta, lógica, de que el padecimiento es el mismo, o no tenemos por qué darle más importancia, más relevancia o pensar que es o mayor o distinto el padecimiento dependiendo del nivel económico. El padecimiento de una persona puede ser, por decirlo así, el mismo. Y sin embargo, unos se pueden pagar una respuesta, ya sea psicofármacos si es necesario, o la consulta, o eventualmente las sesiones en un consultorio privado, individual, particular. Esto existe, y no lo estoy criticando, ni calificando. Simplemente estoy contando algo que tiene una dificultad, un problema. Que además, ha pasado algo en nuestra sociedad, que es que antes era tal vez un tabú, un tabú, verbalizar, manifestar, exteriorizar que se estaba sufriendo de alguna manera vinculada a la salud mental. Y se lo señalaba, ‘mirá, ese…’, perdón ¿no?, pero ‘ese va al psicólogo, ese no sé qué, ese está loco’. Todos estigmas, bueno eso cambió afortunadamente. Y en la pandemia lo observamos y luego de la pandemia más todavía. A nosotros nos sorprendió y vale la pena decirlo, en el Día Mundial nos sorprendió, no sé cómo ponerlo pero surgió y floreció de manera masiva. Que los pibes y pibas de los secundarios, cuando se le preguntaba por sus necesidades, por supuesto que hay muchas necesidades en los secundarios, en el sistema educativo, en los alumnos, de los centros de estudiantes, pero aparecía primero, primero el tema de la salud mental.
Y con las crisis económicas, tampoco estoy diciendo algo que no comprenda nadie que quiera entenderlo, o que quiera observarlo, o que esté dispuesto a asumirlo. Obviamente que con las crisis económicas, con las situaciones que estas generan, se multiplica y crece. Bueno, pero los pibes y las pibas ahora lo piden, lo reclaman, lo demandan. Por eso el programa que ya ha tenido respuesta, si no me equivoco más de 100.000 ¿no?, ¿cuánto era? 90.000 pibes y pibas de la secundaria de la Provincia que, por este dispositivo conjunto entre salud, educación y varios elementos de integración más de política, ahora lo tienen a disponibilidad y que no existía antes.
Bueno, ante esta situación que estén cerrando un hospital que tiene la trayectoria, que tiene la importancia, que tiene la historia, ¿Laura Bonaparte, se llama? La verdad que es gravísimo. Es gravísimo. La historia fue que lo trataron de hacer con carpa, digamos, de querusa, sin que se note que pase, y como si fuera simplemente una cuestión presupuestaria. Como esto fracasó y cobró visibilidad, y como hubo movilización y acompañamiento, bueno, empezaron con lo que empiezan siempre ‘hay irregularidades’. Hoy creo que veíamos al Presidente decir que en una universidad había… Bueno, una cuenta mal hecha. Una cuenta mal hecha. Yo presupondría que fue un error, no sé. No sé, a esta altura no sé. Presupondría que fue un error, pero también está inscripto dentro de la política de comunicación del Gobierno nacional. Que cuando quiere atacar un dispositivo, o cerrar una universidad, o un laboratorio, el CONICET, lo que quiera atacar y destruir, bueno, empieza con las denuncias, las acusaciones y ahí la verdad no tiene un valor muy grande. Lo hemos visto en todos lados. Bueno, ‘no presentaba las rendiciones’, mentira. Lo había dicho el propio expresidente Macri, no presentaba, había opacidad en los números. Cuando él fue presidente contrató a esas mismas universidades, no dijo nada. Entonces casi auto implicandose, porque la verdad es un método, es una mentira como método. Es la mentira, la acusación, embarrar y ensuciar como método. Empiezan a decir cualquier cosa, ‘había pocos internados’, o ‘había muchos internados’. No importa. No importa si es verdad, no importa también si eso tiene alguna relevancia en materia de lo que se está hablando. Entonces las universidades no rinden no sé qué. Entonces, ‘cerremos todas las universidades’, o ‘desfinanciemoslas’ o ‘privaticemosla porque hay algo oscuro, algo poco transparente’.
Bueno, por eso digo que no me importa el numerito y el cálculo. Si fue un cálculo erróneo, participa de un conjunto de acusaciones y de señalamientos que muchas veces son directa y conscientemente falsos. Es sólo para justificar el ajuste y el cierre. Entonces acá lo grave es el ajuste y el cierre, no la cuenta mal hecha. Y que eso se intente, luego, de camuflar y disfrazar de que estaba bien porque había tal cosa o pasaba tal otra que nunca se prueba y mayormente no es verdad. Y que si el problema fuera eso, bueno, andá y solucionalo. Cuando algo anda mal, no se cierra, Milei. Si es necesario, hay que tomarse el trabajo, si es que pueden, de arreglarlo, mejorarlo y solucionarlo, no de cerrarlo y erradicarlo. Si anduviera mal, porque ni siquiera es verdad.
Y ahora están haciendo, por eso decía dos cosas, uno con esta idea de provincializar, que también mencionó Alexia. Cuando se quieren sacar algo de encima porque no saben, no quieren, no comulgan, o no están dispuestos, o no pueden, no pueden gestionarlo. O simplemente por una cuestión de ajuste y de utilizar todos los recursos para la timba financiera y para otras cuestiones. Bueno, cerrar todo, cerrar todo, cerrar todo. Y si no lo pueden cerrar, tirárselo por la cabeza a las provincias.
Lo escuchábamos el otro día con respecto a las universidades. Ahora lo escuchamos con respecto a hospitales nacionales, que se hagan cargo todo las provincias. Y como pasó ya en la Argentina, con un daño enorme, no era un tema de descentralización o federalismo, que a veces lo tratan de pintar así, sino simplemente un tema de ajuste. Y tirarlo, pasarlo, desentenderse sin el correspondiente presupuesto. Eso no es mejorar el sistema de coordinación, o de jerarquía, o de niveles de gobierno. Eso simplemente es la política criminal del ajuste. No estamos hablando de ningúna otra cosa. A ver si después le puede echar la culpa al otro, ‘provincialicé tal cosa, no pongo un mango más, me desentiendo’, y después, ‘ah, no se hicieron cargo’.
Así que hoy lo estamos viviendo con amagues sobre universidades, sobre hospitales nacionales que funcionan en las provincias o en la Capital. Porque recordemos que no es, no es una provincia más, es la Capital Federal donde reside el Gobierno nacional. Y como en todos los países, en las capitales, los gobiernos tienen y cuentan a veces con dispositivos que atienden a nivel federal, por su complejidad y por la integración entre diferentes redes. O sea, es normal, es obvio. En cualquier capital de cualquier país del mundo hay dispositivos que soporta el Estado nacional, que tiene que ver con inversiones específicas que las tiene y tienen que ser así, no puede funcionar de otra manera. El resto es disolver, disgregar y desintegrar.
Entonces, vengo a denunciar esto porque lo hemos escuchado como amagues, como amenazas, pero uno por lo que observa se teme que un día van a cortar los fondos y decir ‘ahora le corresponde a la Provincia’. Así que denunció por adelantado: haganse cargo de lo que les corresponde, haganse cargo del daño que provocan, haganse cargo de lo que destruyen y de sus consecuencias.
Con esto quería terminar y decir que así como Milei sostiene, para mí falsamente, que lo han votado para hacer estas cosas, hemos visto movilizaciones de más de 1 millón de personas. Y muchos que probablemente lo votaron, pero que en el paquete, en el paquete este había una letra chica que es mucho más larga que la letra grande. Porque ese es el problema que está habiendo con este gobierno nacional. Que la letra chica, como se dice, que es la que no se lee, pero que tanto no se importa, resulta ser mucho más larga, dañina y nociva que lo que se decía que se iba a hacer, que además no se está haciendo, o se está haciendo distinto. El ajuste iba a ser para la casta, sea eso lo que sea, porque tampoco no está muy bien definida. Pero seguro no iba a ser para jubilados, para trabajadores; seguro no iba a ser para estudiantes, para docentes; seguro, no va a ser para hospitales, para escuelas, para universidades; seguro no iba a ser para eso.
Así que el que lo votó por la motosierra, yo creo que en una enorme mayoría creía y pensaba, porque se le dijo así para engañarlo, que el ajuste no era para lo que él necesitaba imperiosamente y no podía pagarse de otra manera y podía disponerse de otra manera. Así que estamos ante una enorme estafa electoral.
Como nosotros acá en la Provincia no vamos, no vamos a plegarnos a esas políticas, de ninguna manera, no vamos a plegarnos a esas políticas. Quiero dejar en claro que no lo vamos a hacer más allá de que no comulgamos, que no somos de la Escuela Austríaca, ni anarcocapitalistas, que no creemos en eso, que eso no existe, no se aplica en ningún lado. Más allá de todo eso, yo quiero decir que a nosotros también nos votaron, pero para hacer esto que estamos haciendo. Nos votaron para garantizar el derecho a la salud, lo que incluye el derecho a la salud mental, para garantizarlo, pero también para ampliarlo. Dijimos más y mejor Estado y eso es lo que estamos haciendo.
Así que muchísimas gracias, a seguir trabajando, a seguir dando respuestas aun en condiciones adversas y a seguir pensando en una sola cosa que es lo importante, que es el pueblo. Muchas gracias. [yotuwp type=\”videos\” id=\”IbiL09p16SQ\” ]