El 7S: significados de un triunfo peronista

MDF: ¿Cuál fue el significado del triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires para el resto del país? ¿Qué lectura hacés?

Gabriel Katopodis: Definitivamente este es el comienzo de un nuevo escenario político en Argentina. No hay dudas de que los resultados en todo el país y de cara al 2027 se van a empezar a explicar a partir de lo que pasó en esa elección donde el pueblo de la Provincia le puso un freno a Milei.

Se trató de un voto para manifestar que el rumbo que lleva adelante Milei está equivocado, que el país está peor en estos 2 años, que los argentinos viven peor y que el Gobierno Nacional, Milei y sus políticas son los responsables. Pero también hay una expresión de esperanza: se abre una puerta, hay un cambio de etapa. Hay otro aire en la sociedad, definitivamente además de la bronca y el enojo, ahora empieza a surgir la esperanza.

Si me preguntás cuáles son las dos cosas que son muy representativas de ese voto, la primera es que quedó claro que Milei no puede hacer cualquier cosa en la Argentina. Y la segunda es que definitivamente se puede hacer algo diferente. La gestión de la provincia de Buenos Aires, el rol de Axel, marca que se pueda hacer algo diferente a lo que está haciendo Milei.

MDF: ¿Cómo fue gobernar en estos dos años conviviendo con un gobierno como el de Milei? ¿De qué manera afectó al Gobierno de la Provincia y a la vida de los bonaerenses?

G.K.: Me parece que estos dos años demostramos que la provincia de Buenos Aires fue escudo, fue trinchera. Fue una contracara de lo que el Gobierno Nacional viene haciendo y es parte de lo que se plebiscitó en esta última elección; evidentemente los bonaerenses prefieren las prioridades que rigen a nuestro gobierno provincial. El Gobierno Nacional le pidió un ajuste a todos los argentinos y ese ajuste fue absolutamente inútil. La provincia de Buenos Aires de alguna manera demuestra que se puede gestionar con otras prioridades, con otros valores y con mayor eficacia. Hay una mirada de que en la Argentina las cosas se pueden hacer diferentes.

La prioridad de Axel en estos dos años fue cuidar y proteger. Es decir, que las políticas de ajuste y de recorte lastimen lo menos posible a la ciudadanía de la provincia de Buenos Aires y al mismo tiempo garantizar un modelo de gestión que permita sostener un horizonte diferente. Un modelo bien diferente al que propone el Gobierno Nacional. No solo fuimos un escudo en este tiempo, además somos una alternativa a través de hechos concretos.  

MDF: Uno de los ejes de la campaña ha sido reclamar los recursos y las obras paradas. Como Ministro de Infraestructura, ¿cómo pensás que reaccionó Milei y cómo leyó el resultado de septiembre? ¿Hay alguna expectativa respecto a eso?

 G.K.: Me parece que hay un Gobierno Nacional que no está tomando nota, que no acusa recibo del resultado en la provincia de Buenos Aires. Un presidente que no sabe dónde está parado, un presidente que no advierte que el ciudadano el 7 de septiembre entró al cuarto oscuro para poner en orden las prioridades, y lo va a volver a hacer en octubre. El presidente va a tener que escuchar y cambiar muchas cosas. 

Este fue un voto a favor de la obra pública, fue un voto a favor de defender la industria nacional, fue un voto a favor de proponer inversión en la universidad pública y en la salud pública. El Gobierno Nacional definitivamente no está tomando nota de esa expresión y lamentablemente está tomando decisiones que van a tener como consecuencia más ajuste y más empobrecimiento. La gente no votó ni aprobó las prioridades que viene definiendo Milei para el país y  lo viene expresando en la calle, lo expresó en el Congreso, lo expresó en las urnas el 7 de septiembre y lo va a volver a expresar en octubre.

Además, empezamos a entender por qué es importante tener más diputados y más senadores en la Legislatura y en el Congreso Nacional. En los últimos días quedó demostrado que tener diputados y senadores sirve para poner límites, para ponerle un freno a las decisiones de ajuste y también para seguir reclamando que el Gobierno Nacional se haga cargo de la obra pública en el país.

En cuanto a la discusión de la obra pública, definitivamente fue plebiscitada en la elección del 7 de septiembre. El 70% u 80% de los argentinos están convencidos de que el país para ser mejor necesita rutas, caminos, universidades y hospitales. Eso quedó claro en el resultado. Frente a un Gobierno Nacional que paró durante 2 años toda la obra pública, nosotros venimos demostrando que la obra pública genera trabajo y mejora la calidad de vida. Milei tiene que explicarle a los argentinos por qué frenó la obra pública, cuando la obra pública es sin duda una de las pocas palancas que tenemos para reactivar la economía y promover un desarrollo más justo y federal. 

MDF: Fuiste candidato en la Primera, ganaste de manera muy contundente. Se vio una campaña donde el gobernador, vos y el resto de los intendentes y candidatos recorrieron mucho, estuvieron muy activos. ¿Cómo será la campaña de cara a octubre?

Ha habido una tarea muy importante del gobernador Axel Kicillof y de todos los intendentes en equipo para demostrar que el peronismo gobierna el 40% de la Argentina, lo hace con cuentas públicas ordenadas, con obra pública y lo hace con políticas que atienden a los más vulnerables de su comunidad. Todo eso fue lo que se validó. Desde la Provincia de Buenos Aires, el peronismo demostró que está vivo, de pie y ofreciendo otro camino. 

Veníamos planteando que el peronismo necesitaba recuperar la autoridad, la capacidad de poder plantarse, de poder marcar un horizonte, de poder marcar un rumbo. Y me parece que los intendentes, con Axel a la cabeza, expresaron que en la Provincia de Buenos Aires esta Argentina que propone Milei no la comparte nadie. Que el ajuste que él venía aplicando no tiene apoyo popular y que la gente en septiembre votó para frenar un rumbo, pero al mismo tiempo para disputar y proponer un futuro mejor. El peronismo vuelve a recuperar autoridad para decir: no estamos condenados a vivir en un país con ajuste, con recortes, con obra pública parada y sin universidad pública en la Argentina. Se puede vivir mejor en la Argentina.

Inauguración de 18 nuevas cuadras pavimentadas en el barrio Villa Argentina, Florencio Varela

MDF: ¿Hay algo especialmente en disputa en las elecciones de octubre?

G.K: Claro, el futuro. 

Me parece que la elección de octubre va a estar puesta en clave de volver a frenar a Milei. Ya no se trata solo de frenar un veto en el Congreso, sino de frenar el desguace de instituciones, programas y cosas imprescindibles para nuestra sociedad y para nuestra democracia.  El 7 de septiembre irrumpió un mensaje. La sociedad dijo: con estas cosas no se jode, con algunas cosas en la Argentina no se jode. Pero al mismo tiempo fue un voto de mucho compromiso. La gente no votó en blanco ni decidió no ir a votar: fue, y agarró la boleta de Fuerza Patria. Hubo un voto de confianza, depositaron la confianza en el peronismo.

Por eso me parece que, como nunca, en la elección de octubre tenemos que seguir explicando con la mayor claridad posible que el modelo de país no le sirve a la Argentina y demostrar que estamos en condiciones de volver a ganarnos la confianza de la gente y de proponer soluciones para los problemas que tiene el país.

MDF: En ese sentido, ¿pensás que el 7 de septiembre no solo fue un triunfo provincial, sino que le dio un poco de esperanza al resto de las provincias que vienen padeciendo el rumbo de Milei y su impronta antifederal?

 G.K.: Sí, definitivamente cambió el escenario político, pero además cambió el pulso, el humor de la gente en general y de la militancia. Aparece más concreta la posibilidad de frenar a Milei, no solamente en la provincia de Buenos Aires, sino en toda la Argentina toda. Creo que el 26 de octubre va a haber una expresión en todo el país que se apalanca en el resultado de la Provincia de Buenos Aires, que se contagia del resultado de la Provincia de Buenos Aires y que va a permitir que muchísimos intendentes y muchos gobernadores puedan también ser parte de ese punto de inflexión que se expresó el 7 de septiembre.

Después de octubre, como nunca, va a haber dos modelos. La tarea de Axel, y de toda la provincia de Buenos Aires, será convocar, desde las coincidencias básicas, a todos aquellos que estemos parados en el mismo lugar cuando hablamos de obra pública, de educación y salud pública, de democracia y de futuro. Ahora, hay que sostener el esfuerzo y ganarle nuevamente a Milei.

Educar y construir Futuro

MDF: ¿Cuáles han sido los principales lineamientos y resultados de la política educativa que lleva adelante el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires? ¿Podría dimensionarnos el alcance de esa tarea y las dimensiones que involucra una gestión en Educación en la PBA?

El sistema educativo bonaerense es, junto con el de San Pablo, el más grande de América. Lo integran 400 mil docentes, 5 millones de estudiantes en todos los niveles y modalidades, 80 mil auxiliares, distribuidos en más de 20 mil escuelas. En términos generales, el 70% del sistema es de  gestión estatal y el 30% restante de gestión privada. Es una Provincia muy vasta, de 18 millones de habitantes, el 70% de los cuales viven en el 5% de su territorio.

Esta vastedad aumenta la complejidad de la gestión, y por eso trabajamos para que sea un sistema con reglas, normas, propósitos y rumbo. El gobernador Axel Kicillof antes de asumir entendió esa complejidad porque él mismo tuvo actividad docente y tiene una mirada calificada sobre la materia. La primera comprensión es que no se puede gestionar un sistema educativo sin los docentes o en contra de ellos, caminos ensayados en otras épocas de nuestro país, sin ningún éxito. Así que una de sus primeras medidas al asumir, fue poner en vigencia la paritaria docente que aún está en pleno vigor, con sostenidas discusiones, por supuesto, pero con significativos avances, que no son solamente salariales, sino también referidos a condiciones de trabajo. 

Una de las políticas más activas es el mejoramiento de la infraestructura escolar. Miles de obras de refacción y ampliación, 500 escuelas fueron reconstruidas o modificadas en su totalidad; además, 1300 aulas construidas y a ese esfuerzo se añade la inauguración de 290 edificios escolares de todos los niveles y modalidades.

Ese es un aspecto material muy importante, un aspecto que en general luce más porque es más sencillo de transmitir. Pero junto con esto, también tenemos una política de distribución de libros, tecnología, mejora del mobiliario escolar y adquisición y distribución de combis para transporte de escuelas especiales y agrarias.

Y sobre todo, hay una decisión de implementar políticas que modifican las estructuras educativas. Nuestro gobernador dice que el mejor modo de defender la educación pública es transformarla,  y en ese espíritu iniciamos cambios en todos los niveles y modalidades: un nuevo Diseño Curricular para la educación Inicial; en primaria la extensión de la jornada escolar para más de 600 mil niños y niñas: cuando comenzó la gestión, sólo el 30% de alumnos de primaria cursaba más de 4 horas diarias de clase y en la actualidad invertimos la proporción y el 70% tiene 5 horas diarias o Jornada Completa. 

En el nivel secundario es muy conocida nuestra reforma del Régimen Académico, que con una gran miopía y mala intención, algunos sectores la identificaron simplemente con la eliminación de la repitencia. El nuevo Régimen Académico tiene 82 carillas, no es justo reducirlo a la eliminación de la repitencia, sino que es la revisión del modo en que los muchachos y las muchachas transitan por el nivel secundario, para que lo hagan aprendiendo, sosteniendo la escolaridad y egresando con provecho. Además, estamos modificando los Diseños Curriculares  y estamos llevando a cabo un concurso para directivos en el que participaron más de 8000 docentes.

En el nivel Superior tenemos nuevos diseños curriculares de profesorados y un nuevo Régimen Académico Marco, modificaciones en la Educación Especial, Adultos, Artística y otros. No son sólo ladrillos lo que puede exhibir de novedad la educación  bonaerense, también una decisión de  mejorar los aprendizajes.

MDF: En un contexto donde el gobierno nacional avanza con recortes y desfinanciamiento, ¿cómo se defiende y se sostiene la educación pública en la Provincia de Buenos Aires? ¿De qué manera, las políticas de Milei afectan el derecho a la educación?

Muy tempranamente el gobierno nacional mostró que su intencionalidad política era abandonar literalmente a las provincias a su suerte. Desapareció la “nación educativa”, no hay más 24 provincias articuladas por el gobierno nacional intentando perseguir objetivos comunes. El sistema educativo argentino retrocedió a la situación anterior al gobierno de Néstor Kirchner, y es un archipiélago donde las partes hacen lo que pueden sin objetivos comunes y lo peor, sin inversión. En ese marco, la provincia de Buenos Aires por decisión y capacidad de gestión del gobernador y su equipo, no deja de construir escuelas, ni de tener políticas activas para sostener lo que el Estado nacional abandona. 

Inauguración del nuevo polo educativo en Alejandro Korn: Jardín de Infantes N°919, Escuela Primaria N°33 y Escuela Secundaria N°14.

La primera medida de esta deserción fue la eliminación del Fondo de Incentivo Docente, que en la actualidad para un docente con dos cargos rondaría los 250, 270 mil pesos, una suma importante para reforzar su salario. También dejaron de distribuir tecnología y libros, y es gravísima la situación de infraestructura, ya que en nuestra provincia hay 1000 obras paralizadas por el gobierno nacional, 80 de las cuales son escuelas; todo esto afecta directamente a la educación de la Argentina y de nuestra Provincia, por supuesto. No pudimos distribuir libros de texto, como era nuestra intención; habría que hacer llegar millones de libros de lengua y matemática, manuales de primaria para poner en la mochila de chicos y chicas, y eso no lo hemos podido hacer.

No obstante, hay vigentes otras políticas que sostienen y mejoran nuestro sistema educativo. La alimentación en las escuelas bonaerenses, que desarrolla el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, está cada vez más extendida y es de mejor calidad: 2 millones de niños, niñas, muchachos y muchachas desayunan o meriendan en la escuela, 2 millones de familias reciben el módulo Mesa Bonaerense, 1.2 millones almuerzan diariamente. 

Los recortes al financiamiento duelen, pero no nos paralizan ni impiden que sigamos trabajando y mejorando. En estos días el presidente está en el exterior, adonde fue 27 veces, sin visitar nunca, repito, nunca a una escuela pública. Ese desprecio por la educación se advierte en el proyecto de presupuesto que han presentado para el año 2026, en donde se resigna la meta del 6% del PBI dedicado a educación, se resigna el 1% del PBI dedicado a ciencia y tecnología y se elimina el fondo para las escuelas técnicas. Es una verdadera tragedia educativa la que está construyendo este gobierno nacional, pero hay una provincia que resiste y en todo sentido antagoniza con lo que propone el gobierno de Milei.

MDF: Varias transformaciones impulsadas en la Provincia –desde la construcción de escuelas hasta la reformulación de nuevos programas y sistemas pedagógicos– parecen insinuar un modelo educativo ¿Qué rasgos destacaría de esa experiencia bonaerense?

La experiencia bonaerense, por supuesto tiene un capítulo educativo, pero recorre una gestión activa e integral. Nuestra Dirección General tiene acciones comunes con el Banco de la Provincia y con los ministerios de la Mujer, Ambiente, Salud, Desarrollo Agrario, Producción, Justicia, Desarrollo de la Comunidad, Comunicación Pública, Gobierno, Infraestructura, Trabajo, Transporte y el Instituto Cultural. Además, con el apoyo de Economía el sistema educativo se consolida y expande. Esta es una característica de la política bonaerense, que impulsa nuestro gobernador, la tarea interministerial, común y solidaria.

Además, es un gobierno que no resigna la convicción de ampliar derechos, que los derechos siempre sean más, y que, en medio de enormes dificultades, no deja de sostener políticas activas, productivas, territoriales y muy cercanas a la gente. El gobernador nos impulsa a recorrer activamente la Provincia, él debe haber dado cinco o seis vueltas al inmenso territorio bonaerense, y en el último tramo de la campaña de septiembre recorrió 55 distritos, modos y acciones que tratamos de imitar sus ministros.

Cercanía, trabajo con la gente, respuestas, empatía y la posibilidad de responder a los 135 distritos, independientemente del origen político de quienes los conducen. Es claro que un rasgo que distingue al gobernador es su honestidad y la verdad de su mensaje. Axel no promete aquello que no se puede cumplir y da la cara cuando hay algo en donde fallamos, donde no llegamos a hacer lo que la sociedad nos pide que hagamos.

Creo que esas características son advertidas por la sociedad, porque, más allá de los reiterados y groseros errores que comete el gobierno nacional, los resultados del 7 de septiembre reflejan también un fuerte respaldo a la gestión de este gobernador.

Entonces, un rasgo de la gestión bonaerense, del gobernador Kicillof, es ser la contracara de un gobierno nacional desertor, de un presidente que maltrata a los viejos y se pelea con niños de 12 años, alguien al cual no le interesa la educación y la salud de sus compatriotas. La Provincia ha asumido y representa ese camino contrario.

El presidente dice: “No me manejo con emociones, me manejo con números” y nuestro gobernador se maneja con números y con emociones porque así debe ser un gobernante, no puede ser temerario en el manejo de la hacienda pública, y debe tener empatía por los y las habitantes y abrazar la debilidad de los que sufren. 

MDF: De cara a los próximos años, ¿cuáles son los desafíos centrales para seguir transformando el sistema educativo y garantizar mayor calidad en la Educación como resorte para una sociedad con más desarrollo e integración?

De cara a los próximos años, y no sólo pienso en el 2027 y su connotación electoral, sino en la próxima década y más, la agenda nos la proponen los bonaerenses comunes cuando recorremos la provincia. Lo primero que nos piden es más estado. En medio de la fiesta que es la inauguración de una escuela siempre hay alguien que se acerca y dice “mire que nos falta el laboratorio” u otro que dice “no se olviden que acá a pocas cuadras hay que construir un Jardín de Infantes”. Allí hay una demanda explícita, reiterada, justa, de más policías, asfalto, médicos, escuelas. El Estado es el resguardo de los más sencillos y en el próximo tiempo ese Estado debe consolidar su tarea.

En materia educativa una solicitud que se reitera es “que haya clase todos los días y que mis hijos e hijas aprendan más”, y eso constituye un plan de gobierno en sí mismo, porque en esa sencilla mirada ciudadana, está el resumen de lo que debemos hacer para adelante, sin abandonar nuestras convicciones educativas, como la distribución de libros y tecnología, la construcción de más escuelas, fortalecer políticas de memoria, educación sexual y cuidado.

Hay toda una línea que hacemos con el Ministerio de Salud y tenemos que profundizar que tiene que ver con el resguardo y el cuidado del daño subjetivo, sobre todo de los y las jóvenes. Hay muchos dolores después de la pandemia y eso hay que trabajarlo.

Ni el partido ni el gobierno: el pueblo

*Héctor Díaz-Polanco es uno de los intelectuales más reconocidos de la izquierda mexicana. Con más de 60 años de trayectoria académica y de activismo político en México y América Latina, Díaz-Polanco se ha consolidado como una de las voces más relevantes de Morena.

 

MDF: En diálogo con muchos compañeras y compañeros de América Latina nos hemos dado cuenta que hay una inquietud sobre lo que pasa en México con la Cuarta Transformación, sin embargo no se conoce a fondo el proceso. Para alguien que no está tan familiarizado con el contexto mexicano ¿cuáles dirías que son los principales logros de estos siete años de gobierno? 

Yo parto de la idea de que se puede sintetizar al máximo el proceso de la Cuarta Transformación considerando tres elementos que conforman una especie de trípode: el proyecto de nación, el partido y los gobiernos. Cada uno refuerza a los otros y si falla uno los demás empiezan a tambalear. Creo que así debemos entender el proceso, porque de otra manera alguna gente podría pensar que si está en el partido, el partido es lo central y los gobiernos no importan. O que si ya existe el proyecto de nación ya no necesitamos volver sobre el tema. O si alguien está en el gobierno puede pensar que el partido no importa. Y no es así. Hay una correlación entre estos tres elementos. Mi punto de vista es que hay que verlos de manera integral. Para analizar los éxitos gubernamentales, hay que tener en cuenta lo que aportan y han aportado  los otros dos elementos.

En primer lugar, si uno observa o escucha el discurso de la presidenta Claudia Sheinbuam —sobre todo en las mañaneras, prácticamente a diario, y luego en sus eventos por los distintos estados de la República— se nota que su discurso está marcado por los planteamientos básicos que derivan del proyecto de nación, que es un elemento orientador de su gobierno. Nuestra presidenta, extraordinariamente inteligente y capaz, entiende que debe seguir esa perspectiva, usando el proyecto de nación como guión de su gestión.

Ese proyecto de nación se destaca básicamente por los grandes lemas que se han construido desde hace muchos años, que puso en práctica López Obrador y que ella ha adoptado y que señala constantemente. Para empezar, el principio de que “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre” y en consecuencia, la austeridad republicana como ordenamiento central del funcionamiento del Estado. Este es un primer elemento clave exitoso. De hecho, ayer tuvimos una entrevista con Los Periodistas (uno de los programas de análisis político más escuchados de México) y ese fue el tema: la austeridad republicana y los peligros que se ciernen sobre ella, y cómo, en términos prácticos, se pone en tela de juicio este principio rector cuando hay miembros del partido, sean funcionarios, legisladores o dirigentes, que no lo ponen en práctica, es decir, que llevan un estilo de vida con lujos y privilegios, alejados de la vida y de las necesidades de las grandes mayorías. 

Un segundo elemento vinculado a la austeridad republicana es que, si se busca austeridad y buen actuar, no se permite la corrupción. Es decir, para nosotros el combate a la corrupción es esencial y es parte de nuestro programa de gobierno. 

Tercero, está el principio de que “por el bien de todos, primero los pobres”, que es otro de los fundamentos que orienta todo el trabajo del gobierno y del partido. Este principio guía desde la atención a la población más necesitada hasta las relaciones internacionales y la economía del país. Forma parte de nuestra tradición como izquierda histórica de que el primer elemento de la trilogía “igualdad, libertad y fraternidad” que predicó la Revolución francesa es la igualdad. Para nosotros la igualdad precede a la libertad. A diferencia de los liberales, que priorizan la libertad, nosotros priorizamos la igualdad. La libertad y la fraternidad se derivan de ella. Somos fraternos buscando la igualdad y somos libertarios, es decir, partidarios de la libertad, en el marco de la realización de la igualdad. La libertad es la realización práctica en el campo de lo político de la búsqueda de la igualdad en la sociedad. Esa es una orientación básica de nuestro proyecto que impacta en el desarrollo gubernamental. 

Todo esto es parte de una cuestión ético-política que se deriva de nuestro proyecto de nación y que impacta tanto al partido como a los gobiernos. Si tenemos buenos gobiernos en términos de bienestar social, es porque respetamos ciertos valores y principios que fundamentan nuestra ética política. Esto implica actuar de acuerdo con valores claros incluso en el comportamiento cotidiano y personal, porque creemos que eso impacta en lo estructural: cuando hay fallas individuales en el cumplimiento de nuestros principios ético-políticos se afectan los resultados estructurales que buscamos.

Actualmente hay una discusión muy fuerte en el partido sobre esto, incluso en torno a temas básicos como el derecho a tomar vacaciones cuando uno quiera estando en un proyecto como este. A los extranjeros les parecería raro o exagerado que estemos debatiendo estos temas. En cualquier otro lugar puede ser normal que un dirigente político tome vacaciones cuando quiera, pero cuando estás en medio de un proyecto transformador y hay acontecimientos importantes donde no puedes ausentarte y lo haces, entonces el asunto se torna delicado, porque en estos momentos de transformación histórica, decía Walter Benjamin, hasta el tiempo se detiene. ¿Por qué discutimos esto que parece menor? Porque creemos que ser dirigente de nuestro partido demanda un comportamiento ético-político especial, uno orientado por una idea de misión, de actividad cotidiana permanente que no admite distracciones y requiere una entrega total a las responsabilidades que se tienen.

Y aquí es importante decir que no se trata solamente de una propuesta particular para Morena. Estamos haciendo un planteamiento universal, un planteamiento político-cultural que busca no solamente que no se malgasten los recursos públicos, que no haya corrupción o que se privilegie a los más pobres, sino que exista un comportamiento adecuado y ético de manera general, tanto entre aquellos que son militantes como de quienes no.

Todo esto ilustra la articulación entre un proyecto político, un partido y el gobierno. Y nos muestra cómo esta interdependencia es clave para evaluar los gobiernos de Morena y poder hacer un balance más profundo.

Ahora, en términos económicos se está demostrando que los grandes tópicos, los que parecían principios inamovibles o prácticas correctas para toda circunstancia, no son tales. Es decir, el neoliberalismo nos dijo e impuso que no podíamos crecer y distribuir al mismo tiempo, entonces la ortodoxia económica recomendaba primero crecer y después ver lo de la distribución de los recursos entre la sociedad.

Hoy nosotros estamos practicando un enfoque distinto y con mucho éxito: según los últimos datos hemos sacado aproximadamente a 14 millones de personas de la pobreza en 6 años, lo que no es cualquier cosa. Esto es un logro extraordinario, considerando que durante el sexenio de AMLO hubo casi dos años de pandemia y de paralización de la economía. Además, esto se logró no solo con apoyos asistenciales, sino principalmente aumentando el ingreso de los trabajadores vía su salario, que ha crecido cerca del 120% desde que llegamos al gobierno. Otro aspecto a destacar es que no estamos aplicando un modelo de Estado de bienestar limitado al apoyo de ciertos sectores vulnerables, sino universalizando los apoyos, convirtiéndolos en derechos constitucionales, por un lado, y por otro priorizando la inversión pública no solo para el crecimiento, sino también para el bienestar de la población. Y todo esto ha dado resultados espectaculares. 

En nuestro modelo de gobierno el papel del Estado es fundamental. Rechazamos abiertamente la idea neoliberal de que el Estado debe reducirse al mínimo o que si pudiera desaparecer, quedando solo las tareas de fuerzas armadas y seguridad pública, sería mejor. En nuestro proyecto ha habido un gran énfasis en dar al Estado el lugar que le corresponde para equilibrar e impulsar la economía, después de una etapa de estancamiento producto del periodo neoliberal y de la pandemia. Aunque partimos de una inercia de ausencias y deficiencias gubernamentales enormes, vamos tomando rumbo y elevándonos poco a poco.

En este sentido los gobiernos de Morena están cumpliendo muy bien su tarea no solo de evitar que la economía se debilite, sino impulsando su crecimiento con inversión pública al mismo tiempo que redistribuimos recursos, poniendo un énfasis especial en esto último. Hemos logrado la hazaña, y así debemos seguir, de disminuir no solo la pobreza, sino también la desigualdad. Hoy tenemos los índices de desigualdad más bajos en la historia desde que se tiene registro y somos el segundo país con menos desigualdad de todo el continente, sólo después de Canadá. Esto demuestra que este es un proceso que tiene consecuencias estructurales y no algo que se ha conquistado momentáneamente. Hasta hoy este aspecto ha sido uno de los más satisfactorios y uno de los mayores logros de la Cuarta Transformación. 

MDF: Al inicio hablabas de una suerte de trípode donde, por un lado, existe el proyecto de nación con sus principios rectores que marcan la brújula, y por otro el gobierno que los lleva a cabo, pero nos falta el tercero, ¿cuál es el papel del partido en todo esto?

La tarea principal del partido, para decirlo de manera sintética, es mantener y acrecentar la base social de apoyo para el gobierno y para el proyecto. Esto implica, primero, que no disminuya la aprobación a la Cuarta Transformación y al movimiento, incluyendo el apoyo al gobierno. Si uno examina los resultados  de esta tarea también podemos decir que han sido extraordinarios: llegamos a tener una aprobación del gobierno y del presidente AMLO y ahora de la presidenta Sheinbaum del 70%, después el 80% y en ocasiones hasta más, según diversas encuestas nacionales e internacionales. La última encuesta que vi del diario español El País le daba 79% de aprobación a la presidenta, lo que es tremendo. Ya una aprobación del 60% en este contexto del mundo es un éxito, pero que un mandatario llegue al 80% es algo fuera de serie. 

El gobierno nacional y los gobiernos locales de Morena han hecho bien su trabajo, y el partido ha contribuido en dos cosas fundamentales: fomentar la organización de la gente en torno a Morena y en Morena; y lo segundo en no dejar que se erosione la conciencia popular sobre el proyecto de nación, y eso significa formación política. Pero es importante señalar que no podríamos hacer este trabajo sin contar con buenos gobiernos. Porque podríamos tener un excelente partido, pero si no hay buenos gobiernos que den resultados a la gente, las probabilidades de que se rompa el trípode y venga un fracaso son muy altas. Para el partido es más fácil hacer su trabajo si la gente tiene como referencia a los gobiernos que son emanados del partido y los aprueba. Esta dialéctica de buenos resultados y trabajo organizativo-formativo es lo que ha permitido que el partido haga su aporte en esta etapa. Y cuando no teníamos el gobierno, cuando éramos oposición, siempre existió la esperanza de la victoria. Construimos un Movimiento para ganar y para transformar el país, no únicamente para dar la pelea electoral. Y en esos años la organización y la formación fueron fundamentales. En esto tenemos un reto muy grande y yo hago mucho el papel de pesimista al advertir todo el tiempo de los malos resultados que pueden venir si descuidamos la organización y la formación política de la gente. 

En nuestra concepción la formación política no viene después de la organización; ambos procesos se refuerzan mutuamente, como señalaba Lenin: el hacer un periódico, por ejemplo, no solo implica una tarea formativa sino que es una tarea organizativa. Cuando vas organizando, vas formando; y cuando vas formando, vas organizando. Es un principio muy brillante sobre cómo debe funcionar la organización y la formación. Este trabajo entonces debe intensificarse constantemente, porque si fracasamos, si la visión política de la gente se deteriora, lo que has construido en años o en meses se puede perder en dos semanas. Una o dos semanas de una mala racha de gobierno, con fracasos, con corrupción, puede significar un retroceso enorme. Por eso es que debatimos con tanta intensidad los temas que te mencioné al principio, porque aunque algunos casos parezcan menores o aislados para nosotros pueden significar el fin de todo. Sin embargo, estos incidentes nos mantienen alertas y fortalecen el control interno del partido, lo que resulta positivo.

MDF: Bajo esta lógica podríamos decir que no es lo mismo un partido que busca administrar lo que existe que un partido que busca transformar lo que existe. ¿Qué podemos aprender o qué aspectos podemos poner en diálogo sobre la forma de organizar y orientar la acción política de un partido o de un movimiento, no solamente en el terreno electoral, sino en todas las otras dimensiones que mencionas?

La enseñanza mayor, a mi juicio, es que lo que define la acción política partidaria y la acción de gobierno es si existe un propósito transformador auténtico o no. ¿Por qué tenemos todas estas previsiones que te comentaba? Porque creemos que todos los elementos —el partido, los gobiernos, el proyecto— deben tener un propósito básico: impulsar el cambio, la transformación. Y para impulsar el cambio debemos protegerlo y tomar previsiones y poner reglas tanto para el gobierno, para el partido y el proyecto: aclarar cómo debe funcionar, bajo qué principios, y luego impedir que se deteriore.

En segundo lugar, está la idea de quién es el sujeto del cambio. Habitualmente hablamos mucho de la clase X o Y, pero en la práctica esos sectores tienen un papel escaso como sujetos transformadores. Lo que caracteriza a Morena y a la Cuarta Transformación, y lo que ha hecho que sea exitosa, es el hecho de que se toma en serio que hay un sujeto que posibilita el cambio y ese sujeto es el pueblo. Ni el partido ni el gobierno: el pueblo. Incluso deberíamos vigilar esto más de cerca, porque de repente empezamos a olvidarlo. Quien nunca lo olvidó fue Andrés Manuel, por cierto. 

Mientras nosotros mantengamos esta distinción y la pongamos en el centro, seguiremos siendo lo que somos: un movimiento exitoso. El fracaso total sería ignorar estas dos cosas centrales: lo primero, que todo lo que somos y tenemos está orientado al cambio social y político; y segundo, que el sujeto central es el pueblo. Y debemos tomarnos muy en serio esto, porque muchas veces pasa que la izquierda solo dice como adorno que quiere cambiar las cosas pero resulta que no cambia nada, y se olvida además que el sujeto de la transformación no es el partido o el gobierno sino que es el pueblo. Si ha habido una característica notable en nuestro proceso es la constante insistencia en que el pueblo activo y organizado es el sujeto histórico del cambio. 

Ahora, en nuestro Movimiento hay de todo, hay quienes no creen en esto; o quienes lo dicen pero no lo creen. La ventaja que tenemos todavía es que la mayoría de los militantes y dirigentes de Morena sí creemos en esto y es la norma central del partido. Lo que cuidamos en Morena son estas dos cosas: trabajar para el cambio y reconocer al pueblo como sujeto. Como diría Andrés Manuel: “Pueblo, pueblo, pueblo”. 

MDF: Antes hablabas de un 80% de aprobación de Claudia Sheinbaum. Si uno ve los datos desagregados, el sector que más apoya a la presidenta es el que se encuentra entre los 18 y los 24 años, con el 86%. ¿Cómo interpretas tú que, mientras en muchos lugares de América Latina, y también en Europa y Estados Unidos, los jóvenes están manifestando una adhesión a las ideas conservadoras, a proyectos de tinte autoritario y neoliberal, en México sea este mismo sector quien más apoye a una presidenta en las antípodas de esas ideas y de esos proyectos?

Lo leo, en primer lugar, como un efecto por contraste. Porque si había un país donde estaban abandonados a su suerte los jóvenes en el periodo neoliberal, ese era México. Solo hay que ver las estadísticas básicas. Para empezar, el sistema educativo era una verdadera calamidad. A tal punto que entramos en la situación paradójica que se convirtió en normalidad de que los jóvenes supuestamente no podían acceder a la educación universitaria porque no tenían la capacidad. Andrés Manuel le puso atención a esto desde el primer momento. Yo recuerdo haber planteado el problema en un mitin con él, en Chiapas. Me dijeron: habla de este tema, del tema educativo. Y yo dije: es una catástrofe nacional que el 90% de los aspirantes a entrar a la universidad quede afuera por falta de cupo. ¿Cómo un país en esas condiciones iba a tener éxito? El asunto del cupo se disfrazaba de “incapacidad” de los aspirantes, por medio de no pasar el examen. Cuando en realidad lo que hacían era un corte, después de hacer las pruebas, de acuerdo con la capacidad restringida que tenían de incorporar estudiantes. Lo que era una restricción de presupuesto lo planteaban como una limitación de conocimiento, de preparación de los estudiantes. Un desastre.

Todo eso ya cambió. Ahora hay cupo, hay un proceso de expansión de las oportunidades de estudios superiores. Pero además hay condiciones básicas para solventar la vida de los estudiantes, con un mínimo de decencia. Hay esa maravillosa opción de “Jóvenes Construyendo el Futuro” un programa de gobierno donde los jóvenes pueden trabajar como aprendices en empresas de todo tamaño y tipo, y se les da un apoyo económico mensual de un salario mínimo durante un año. Y por otro lado tienes un sistema robusto de becas para estudiantes, que ya son universales, es decir, si eres estudiante de nivel medio superior de alguna institución pública el gobierno te otorga una beca mensual para que puedas tener un ingreso mínimo que te permita alimentarte y trasladarte a tu escuela. Y yo creo que en general las políticas de nuestro gobierno tienen mucho mayor impacto entre los jóvenes.

Después está el tema del lugar que el movimiento, la organización política, le ha dado a los jóvenes. El primer plan de formación de Morena fue para jóvenes. Desde el principio hubo un énfasis en este sector. Fue una idea de Andrés Manuel. “Necesitamos formar un pequeño ejército de jóvenes”, nos dijo. Y la integración de los jóvenes en el partido ha sido exitosa. Esto permite explicar el papel tan destacado que cumplen hoy los jóvenes en el movimiento (el Comité Ejecutivo Nacional promedia los 40 años, la presidenta del partido, Luisa Alcalde, tiene 38), algo que no advierto en otras experiencias, al menos no en ese grado. Cuando hay eventos de Morena es ostensible la preponderancia de la presencia de jóvenes. Tenemos una gran militancia de jóvenes y al mismo tiempo los gobiernos de Morena, desde el gobierno nacional hasta los gobiernos locales, han abierto espacios para muchos jóvenes sean parte de la toma de decisiones y tengan altas responsabilidades. 

 

¿Cómo te imaginás el futuro?

Derecho al Futuro

Soberanía – 9 de Julio

Cuidar – Odiar

Discurso Axel Plenario